25/6/12

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Desvelarse puede ser inevitable. Pero ponerse a leer a las cuatro de la mañana tiene mucho de ir contra natura. El cuerpo se resiente al amanecer pero es benévolo con dicha opción. En medio del quebradizo estado general por la falta de descanso fluye no obstante una suerte de bienestar por los capítulos que aún resuenan en su mente. Le han dejado un grato sabor y una amable frescura. Indudablemente, y tal como van las cosas, piensa acaso exageradamente, mejor siempre esto que no que llamen a la puerta sin que sea el lechero.




4 comentarios:

  1. Sí, sobre todo, cuando hace mucho tiempo que desaparecieron los lecheros/as que llamaban a las puertas. Y los que no llamaban también. Asumido el insomnio, lo mejor es ahuyentar los inevitables pensamientos descarriados y las intenciones descabelladas. Leyendo u ordenando alacenas, casi todo vale para huir de las más retorcidas reflexiones, soterradas durante el quehacer diurno.

    Un saludo.

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  2. La estrategia para escaparle al insomnio es acostarse recién cuando nos agote el cansancio, no cuando lo dicte el reloj.

    Un abrazo

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  3. sin cotidianeidad el insomnio, puede ser una excusa para leer
    saludos

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  4. Deberías compartir con nosotros qué lectura es esa. Hace demasiado tiempo que no disfruto plenamente con un libro. Aunque ahora leo algo bastante interesante...

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