(Acaso el registro del principio está en la piedra)
31/8/12
311.
Me remito de pronto a aquel aforismo de Wallace Stevens: el hombre es un eterno principiante. ¿Tantos siglos de Historia detrás para estar siempre empezando de nuevo?
310.
La aparente reducción marxiana no puede ni pretende ocultar que la Historia es siempre historia de historias. Es decir que lo es también del lenguaje, de los gestos, de las conductas, de los silencios, de los deseos, de las ambiciones, de las creatividades...y así etcétera. Campo abierto, pero no para permitir que nos lo ocupen los controladores versión 1984 (anticuada ya, si bien clarividente, frente a lo que ha llegado) sino para que el ser humano lo llene de alternativas.
309.
La historia de la Humanidad es la historia de la expulsión de sudor y del derramamiento de sangre. No creo que esta constatación vaya en contra de que también la Historia sea la de la lucha de clases, con todos los efectos y manifestaciones que, a poco que se quiera enterar uno de lo que ha sido el paso del hombre por la Tierra, bien puede comprobarse.
308.
¿Por qué la sangre circulante nos remite enseguida a la antítesis de su estado natural? Su estado vivificante se silencia, se considera lo normal y obvio, pero en determinados momentos el símbolo vivo, metamorfoseado por los hechos de la discordia humana, se trastoca impunemente. Su mitificación se ensaña con el don que nos ha dado la naturaleza y la reconduce hacia su pérdida. Su derramamiento implica muerte. Surge el sacrificio. Ideología elemental con que se conjuran temores, se intentan aplacar fantasmas, se quiere demostrar imposición sobre el enemigo. Probablemente no siempre fue la sangre representación alegórica de las ofrendas. Es sabido que la miel, la leche o el vino jugaron un papel sustitutivo de la sangre. Pero, ¿se pretendía en el fondo evitar su efusión?
29/8/12
307.
O la sangre símbolo de sangres, si se me permite redundar. La sangre del héroe, la sangre del cordero, la sangre del redentor, la sangre del perseguido, la sangre del proletariado. La mitología construye lenguaje con la sangre. E incluso doctrina. Por supuesto, se trata de la sangre derramada. Desde la muerte de Paris o Héctor hasta el último obrero o ciudadano muerto hay un trayecto de leyendas y de acontecimientos. Entre la ficción y la realidad expresa lo mismo. La sangre derramada: no hace falta que se sepan nombres. Me importa el anonimato de cuantos la derramaron. Los nombres no salvan. Dinámica e imparable, la sangre expresa la corriente de vida permanente. Hasta que la tragedia -acto por excelencia de la sangre- decide que se pueden despreciar las vidas. Pérdida de la nobleza humana.
306.
Iniciar el día con una extracción de sangre de tu cuerpo. Esas muestras rutinarias que te toman para comprobar que nada ha cambiado para que todo siga igual (o viceversa: que algo ha cambiado para que ya no sea lo mismo) Mirar tu propia sangre fuera de los conductos habituales, aunque sea durante este breve tiempo en que se queda en un tubito, tiene su ternura. Qué corto es el ojo, qué límites en ese vistazo en que no se ve sino el color denso de la propia masa líquida. La despides deseando que sea buena. Piensas entonces en lo terrible que tiene que ser un desangrado violento. Entiendes por qué es un símbolo de símbolos.
27/8/12
305.
Paseo matutino por uno de los barrios de infancia. Ensimismamiento. Es lo que tiene dejar suelto el recuerdo. También a la búsqueda de huellas. Se mantiene la estructura de las calles, pero todos los edificios son recientes. Ni siquiera sobrevive el mercado. En su lugar veo, eso sí, una chapa en la esquina : Plaza del Mercado Viejo. La municipalidad borra así una improbable mala conciencia. Concesión de un pequeño tributo a la memoria de los cuatro vecinos antiguos que quedan en la zona. De pronto, la sorpresa. Reconocimiento de una casa donde habitó parte de mi familia. En aquel tiempo todos los edificios eran de la misma altura y éste era uno más. Ahora queda en desventaja, humilde, como encogido, ¡pero habitado! Me da en imaginar -es recordar, pero prefiero llamarlo imaginar, como si lo estuviera recreando- el puesto de melones y sandías al final de la calle. Me apunto un modesto triunfo; no por mí, sino por una supervivencia que, seguramente, los vecinos de los alrededores no entenderán. Miento: también por mí. Saboreo la imagen de ese pequeño testigo.
26/8/12
304.
Me comunican la muerte de un amigo. Reacciono al primer golpe. He desalojado la palabra muerte, he disimulado la palabra amigo, he desestimado el cúmulo de comentarios. Por autodefensa, por emoción. He dejado paso a la memoria. Me siento tocado. La muerte de otro ¿es la muerte de un significado o de un manantial de significados? Pero se dirá que el significado permanece no obstante el individuo desaparezca físicamente. Sí, pero sabes que en el futuro estarás pensando siempre en los significados del pasado. Que la cadena se ha roto, no obstante lo que te hayas nutrido de cuanto te ha aportado el otro. Que hoy estás un poco más solo.
303.
En parte los hombres dependemos de lo que hemos generado a lo largo de la historia. La Naturaleza sigue estando presente, con sus leyes y su implacabilidad. Pero lo que hemos creado a veces también se vuelve implacable. El mal, por ejemplo. Las palabras, que son alas, que nos permiten volar y no solo entendernos entre nosotros, también pueden ceder al mal. No entiendo exclusivamente la palabra como técnica. Hace mucho que no es solo eso. Es también y sobre todo pensamiento, sentido, sentimiento, afectividad, introspección íntima que nos edifica y puente hacia el otro. Nos ha impregnado por todas las zonas de la naturaleza corporal, hasta lo más profundo. La palabra tomó nuestra casa hace tiempo. Para rehabilitarla, para hacerla nueva. Siempre que no cedamos, evidentemente, al mal.
25/8/12
302.
El poeta lo cantaba rotunda y concisamente: si muriera el alfabeto / morirían todas las cosas. ¿Hasta ese punto hemos llegado a depender de las palabras? Pensar con palabras, soñar con palabras, sentir con palabras, amar con palabras, dolernos con palabras, dialogar con palabras, silenciar con palabras...¿Tan lejos hemos ido? Y el poeta Federico: las palabras / son las alas, apostilla.
24/8/12
301.
Suelen producirse curiosas coincidencias con los recreaciones o testimonios de las narraciones que leemos. Incluso con autores de hace mucho y de culturas que, aparentemente, nos resultan ajenas. Estas coincidencias son las que nos aproximan a los autores y a las culturas, lo que hace que les sintamos como si, de algún modo, se reencarnaran en nosotros. Esas coincidencias obran como subterránea conciencia de que no vamos tan descaminados ni nos sentimos tan perdidos ni estamos tan solos en el mundo. Descubrir que un autor trata un tema que a mí me obsesiona me cura. En cada lectura que conecta conmigo abandono esa parte de banalidad que me hace perder el tiempo. Cada palabra clave que me deslumbra se trata de una porción de mi luz. Si alguien habla del asombro con análoga curiosidad que yo mismo percibo es porque se siente poseído por la misma atracción por el mundo por la que yo me siento.
300.
La vida no agregó nada, salvo mi asombro. Es de una de las robaiyyat de Omar Jayyam. ¿Qué tengo yo del poeta persa? ¿Qué tiene Jayyam de mí?
23/8/12
299.
Me corrijo. La propiedad de la belleza es tan física como cualquier otra recreación humana. O mejor dicho, la interpretación que hacemos los humanos de cierta parte de la vida y su sublimación. Acaso valorar la belleza es un asunto de divergencias más que de acuerdos.
22/8/12
298.
Tiempos estos en que las palabras y los conceptos no se avienen entre sí y tampoco con el hombre, no desde luego con el otro hombre, el que algunos desearíamos encontrárnoslo nuevo. Pienso en la idea tradicional de salvación, que siempre exige una encarnación (con sus secuelas alienantes) Tal vez Fedor D. no aclaraba que la condición absoluta de las palabras no conduce a ninguna parte. La belleza no puede salvar al mundo porque su propiedad no es física. Cierto que la belleza de las palabras -la literatura- por no salirnos del tema, ayuda, si se muestra material y relativa. El pasado demuestra que la belleza jamás salvó a los hombres (un vistazo al entorno de la Historia, por favor) Pero por lo menos ha servido para contener la dureza de nuestra condena.
296.
Sentir el frescor de la mañana no solo como una ventilación del cuerpo sino como una oxigenación de nuestros pensamientos y nuestras emociones.
21/8/12
295.
El amigo Nazario decía que había alternado en su vida tiempos muy sujetos a un horario estricto con otros en que iba absolutamente por libre. Que el secreto del vivir consistía en compensar los tiempos como quien combina alegría y tristeza sin inclinarse nunca definitivamente por el precipicio. Sin embargo, él sabía que no era verdad, que cualquiera de sus amigos, trabajando en fábricas y peonadas, sí que habíamos sido víctimas propiciatorias de la carencia de nuestro tiempo personal. Y con verdadero conocimiento de causa. Mientras que la vida aventurera que él había llevado, no exenta de esfuerzos y penurias, le había hecho más dueño de sus tiempos que a nosotros, los hombres de orden. Pero le gustaba darnos lecciones de chanza y sarcasmo. Así estáis vosotros, nos decía riendo desde su dentadura maltrecha, que tenéis cuerpos de esfera de reloj y caras de minutero y segundero.
294.
El uso del reloj se me revela como ponzoñoso y egoísta. Envenena nuestra disposición de los verdaderos tiempos de la vida por una parte y los reduce al hacernos creer insolentemente que somos sus propietarios. El reloj evoca la apariencia de un tiempo que no nos pertenece o, en cualquiera de los casos, del que somos meros usufructuarios en tránsito. Frecuentemente despilfarradores.
19/8/12
293.
Esa distinción que hace Abuljair entre la materia y sus recreaciones. Antigua persecución por parte de los hombres de esos dos ídolos llamados Verdad uno y Amor el otro. Los hombres vivimos reconvirtiéndolos en la causa cuando no son sino efectos efímeros y circunstanciales. Pero ¿qué poder contienen esos dos conceptos que cuando no se alcanzan los imaginamos? Tal vez una proyección de nuestra materia inacabada, en un mundo de Sísifo condenado también a la paradoja, en el que tienen que competir con nuestras sombras.
292.
Leer clásicos desconocidos. Clásicos de otras culturas, que es tanto como decir visiones. Orientales, por ejemplo. No importa que los autores estuvieran adscritos a una religión determinada, que no deja de ser a una ideología, pero también a una contemplación y justificación del mundo. La historia lo es también (habrá quien diga que sobre todo) del pensamiento y del contrapensamiento. Había leído rubaiyats de Omar Jayyam, mis favoritos, los insuperables. Reflexión y cuestionamiento, duda y comprobación, escepticismo y consuelo poético van de la mano de la rica experiencia y mejor descripción de Jayyam. Descubro ahora a otro autor de rubaiyats, Abusaíd Abuljair, que también escribió otro tipo de pensamientos. No me cautiva en principio tanto como Jayyam, pero me entusiasma esta cita de Abuljair a la que él llama misterio de la unicidad:
Verdad es paradoja, como lo es el amor. El agua, el viento, la tierra, el fuego son perfectos. Unidos crean el rubaí. De este modo crean el mundo, un mundo lleno de paradojas y en pos del amor.
Ese materialismo que contiene la cita me deja expectante y me acerca al escritor sufí. No sé decir más. Son lecturas que requieren fermentación, y por lo tanto, tiempo y sedimentación en la mente.
17/8/12
291.
Nunca desaparece del todo el Apartheid. Como supongo que hay en Suráfrica una división de clases con muchos niveles, la esencia de esa doctrina y práctica opresora permanece. Lo que durante décadas fue separación racial, con todas sus secuelas de injusticia, es ahora separación respecto al tratamiento de los derechos de las clases de abajo. Lenguaje convencional éste, se dirá, pero también real. ¿Qué pensará Nelson Mandela desde su vejez y su acumulación de memoria sangrante? No sé si nos va a llegar información sobre cómo está interpretando la multisociedad surafricana el crimen de ayer por parte de la policía del Estado. Los intereses de la extracción de platino son intocables para sus propietarios. Y esos intereses no desean sus dueños que sean frenados y demorados por la queja y la reivindicación obrera. De ahí que la barbarie actuara con su rostro más expeditivo, el precio de la vida. Es triste contemplar cómo las fuerzas de seguridad se nutren ahora de blancos y sobre todo negros, cómo la jefa que ordenó reprimir a los mineros del platino es negra, cómo se disparó descarnadamente, a bocajarro sobre un corro de mineros negros. Y cómo la sangre derramada sigue siendo roja. ¿No nos dice nada esto? ¿No está en esa sangre la esencia vinculante, la que nos suscita sensibilidad y rabia a miles de kilómetros y a unos cuantos paralelos?
290.
No hace falta pensar en la sensibilidad de los días. La sensibilidad es patrimonio de lo que denota la misma palabra. Y esa afinidad emocional, tan inteligente y aguda, salta con su resorte ante acontecimientos que nos han significado o significan. Ya sea en la órbita del entorno personal, de la memoria del pasado o de sucesos más ajenos pero que nos hablan. ¿Por qué nos hablan los sucesos exteriores, lejanos e incluso de ámbitos aparentemente no vinculados con nosotros? Tal vez porque los vemos nuestros. Antiguamente, la información tardaba en trasladarse y podía ser sometida a la interferencia del interés político, de la propia degeneración en su transmisión y a su conversión en leyenda. Hoy es de otra manera, aunque no del todo. La transversalidad manipuladora de la política permanece, por ejemplo. Los acontecimientos nos afectan porque compartimos culturas cada vez más semejantes, porque todos tenemos un sustrato de sentido moral (en mayor o menor medida) sobre la justicia, la perversión o la explotación del hombre por el hombre. ¿A qué viene todo este discurso menor? Vi ayer por la noche unas imágenes en un noticiario sobre una matanza de mineros en Suráfrica. Me abochorné. Me vine abajo. Sufrí. Llámenme afectado, si gustan. Pero no necio.
16/8/12
289.
Que Sor Juana Inés de la Cruz dialogue con el Pensamiento (triste le llama, según su ironía) y se dirija a él con nombre propio, me parece no solo un acierto sino una ocurrencia de lo más reflexiva (ver entrada 286) Esta mujer autodidacta, experimentada, estudiosa cabal e irrenunciable lectora febril, se decidió por el convento, como el medio a través del cual podía preservar y ejercitar sus verdaderas vocaciones (las que acabo de citar, se entiende; la otra, la religiosa, siempre se justifica más fácilmente y cabe darla por condición sinequanon) Perteneció a un tiempo, a una sociedad y a una cultura que no dejaba demasiadas opciones a una mujer que deseara conocer y escribir, discurrir con el pensamiento y mantener debate, ser culta y mantenerse independiente de la opción matrimonial. Su elección personal hay que entenderla en una clave estrictamente propia de ella, que había sido una mujer mundana, con conocimiento de corte y de sus entresijos. Hay mucho más que saber, pero me quedo ahora en citar simplemente el deleite que supone leer su poesía que, no obstante el barroquismo que hoy apenas llama, está vigorosa y plena de agudeza e ingenio, aunque, como ella canta en el romance:
Sírvame el entendimiento
alguna vez de descanso,
y no siempre esté el ingenio
con el provecho encontrado.
Una mujer de todos los demonios, por más que eligiera una causa divina.
15/8/12
288.
Y sin embargo, ya se avanza en esa dirección. Prever, llegar antes de que el mal del cuerpo llegue. Entre la fortuna y la incertidumbre, ya no somos Jules Verne simplemente. Pero, ¿cómo estar seguros de que las alteraciones para evitar unos males no generan otras disfunciones? Los técnicos que investigan dicen que también están en ello. Cerré los ojos, vi cuerpos luminosos que giraban en la niebla, me habla el eco de Alejandra. Sortear la suerte.
287.
¿Existe la piedra de la locura y a estas alturas no la ha encontrado todavía la ciencia? La ciencia ha prospectado mucho, ha estudiado parte y ha comprendido un determinado nivel. Aún queda un largo camino. Aún llegará a verse más lejos de lo invisible. ¿Tal vez la predicción? Sería tan arrebatador como angustioso saber cómo, cuándo y por qué de muchas manifestaciones del cuerpo. Un poco a la carta del individuo. Por supuesto, desarrollará mucha industria y mucho comercio. Pero entonces, ¿vivirá el cuerpo para el placer y la satisfacción o quedará atrapado en caminos sinuosos que se nos ofrecerán como garantes de un mito llamado salud?
14/8/12
286.
Nos pasamos la vida pretendiendo transparencia, pero solo hay opacidad. Esa opacidad a veces nos invade de tal manera que permanecemos en un estado en que parece que no entra ni sale nada de nosotros. Nos dejamos llevar por los ritmos, obligaciones y compromisos cotidianos de la manera mecánica que hace años aprendimos (en parte nos enseñaron) Triste aprender donde los días se suceden cerrados, y los llevamos de mala manera si encima no nos van las apariencias y creemos escasamente en el poder de la ficción convencional. Pero mira que ya hace tiempo hubo quien meditó sobre ello. Ahora lo descubre este mortal espinoso y el romance me hace crecer:
Finjamos que soy feliz,
triste Pensamiento, un rato;
quizá podréis persuadirme,
aunque yo sé lo contrario:
que pues sólo en la aprehensión
dicen que estriban los daños,
si os imagináis dichoso,
no seréis tan desdichado.
Son los primeros versos de un romance de la poeta lírica mexicana Sor Juana Inés de la Cruz, tan maravillosa como desconocida. Me expulsa de la indolencia de los últimos días.
12/8/12
285.
Había pensado iniciar este texto diciendo mención aparte requieren todas aquellas piedras que el cuerpo humano genera en su interior. Pero nada de mención aparte. Mención en línea con cualquier otro territorio de la naturaleza. El cuerpo humano o de cualquier especie de los mamíferos desarrolla su propia capacidad de sedimentación. No sé si los minerales que formamos son hijos directos de nuestros nutrientes o maneras peculiares de comportarse algún órgano, o una combinación de ambos factores. Así que nada de aparte: mención, y de honor, a aquellas partículas, piedras y pedruscos que nuestros riñones, vegijas, hígados o vesículas suelen aportarnos para mayor constatación de nuestros límites y para muestra de que no debemos olvidar la propia materia de la que estamos hechos. Eso sí, solo les pido a esas piedras de nuestros órganos secretos bastante benevolencia y harta brevedad cuando decidan manifestarse y hacernos retorcer por los suelos.
284.
Siempre me hacen meditar las partículas que piso en su forma de arena. Si pensamos en ello llamamos arena a una especie de disolución o reducción mínima de las grandes masas de la tierra. Por muy pequeño que sea aquello que forma la arena sigue siendo piedras y solo la textura y el lenguaje de los hombres diferencia entre arena, piedrecitas, cantos rodados o rocas. Me gusta disponer de una conciencia que vincula la masa mayor con la más ínfima. Si ese tipo de materia tiene adn seguramente lo poseen las soberbias piezas de un museo mineralógico y las anónimas y minúsculas partículas casi invisibles de los arenales. Allá cada cual, pero a mí no me gusta perder las referencias de la vida, sea cuales sean sus manifestaciones y el uso humano, que acepta o desecha en función de la utilidad que persigue.
10/8/12
283.
¿Se justifica esa patología social por sí misma? Pero no se trata solamente de la demostración de unas pautas colectivas. Tiene que haber algo más. Un identificarse personalmente con ellas, una conducta que lleva a asumirlas, una manera de pensar y actuar sobre la vida. Naturalmente, claro que hay una moral al uso o, mejor dicho, una tasa ética al consumo que grava con una alta imposición, en la mente pensante y decisoria del individuo. Aunque para acoplarse a esa patología encierre su pensamiento en la trampa que le retiene en lo que muchos consideran su gran valor personal: la capacidad adquisitiva y el disfrute perecedero.
282.
Este tiempo (tempo) del verano en que se manifiestan las patologías sociales de manera exacerbada. Exhibiciones de mis vacaciones, de mi cuatro por cuatro ranchera, de mi viaje, de mis comidas con nécoras, de mis modelitos veraniegos, de mi cargo laboral o de mi empresa (sic, cuando quienes son tal vez simples peones en una fábrica o tienen un quiosco hablan con desconocidos de los que se pretende amistad, ), de mis hijos colocados (suele ignorarse a los hijos en paro o no decir que el colocado cesó recientemente), de mi título profesional (aunque se encuentre sin trabajo), de mi hombre o de mi mujer (reservado para parejas más bien jóvenes y sin curtir) Hay que leerlo así, en cursiva, personalizando con énfasis (acaso debería haber puesto el tilde del acento para hacerlo más obvio) De lo contrario no se captaría el significado con que los mis pretenden ser reconocidos. Ay, ese reconocimiento de la apariencia. Cuán frágil, equívoco y pestilente puede resultar.
9/8/12
281.
Leo en cierto comentario de un blog asiduo: creo que el pesimismo es la excusa que utilizan los ignorantes para ocultar las realidades mas obvias. Si no es la única excusa, desde luego es de las más practicadas, pero he visto ese talante en mucha gente toda mi vida. Incluso se utilizaba como arma arrojadiza o para detener el valor y la audacia de los individuos generosos que deseaban que las cosas fueran de otra manera. O, como se dijo en algún tiempo: que deseaban cambiarlas. De todos modos, me interesa menos ese pesimismo circunstancial, de reacción emocional más o menos pasajera, que todos practicamos en determinadas ocasiones, que el que parece afirmarse e instalarse como parte del pensamiento racional. Que abunda. Entonces es cuando me pregunto por la capacidad de pensamiento racional de mis conciudadanos.
7/8/12
280.
Mas el cariz de las obras de ese gran demiurgo es tan desarmónico...¿Y si osados humanos le denuncian y optan por el desafío?
279.
¿Y si el conflicto auténtico es el que se instala entre el mensajero y el destinatario? El emisor, resguardado a buen recaudo, ha colocado en el eje de las relaciones sociales el rostro mediático, el de la publicidad, el de los gestores (productivos o políticos), el de los mercados visibles (los hay más potentes y ocultos) La gente solo percibe a todos estos, los toma como referencia, acata, se arrodilla ante ellos y rinde culto. El gran Emisor de los Mercados permanece en su Olimpo, tejiendo un mundo a imagen y semejanza de sus intereses. Nadie le ve. Porque en su esfera superior ya ha atado los hilos que deben hacer funcionar los mecanismos en los que él y sus delegados en la Tierra confían. Se da por satisfecho con que el reconocimiento venga a través de sus obras. Ese será su mejor triunfo.
6/8/12
278.
Uno tiene la sencilla sensación de que todo lo que tiene lugar en torno a la actual situación del país es un juego de confusiones. Pervertido el lenguaje (prostituido, más bien), traicionadas las promesas electorales (aunque yo nunca esperé nada de ellas), ocultas las intenciones (habrá quien diga que están muy claras), degenerados los valores éticos (ya lo estaban hace tiempo), machacados por las medidas de hundimiento impuestas de modo coercitivo (las santas alianzas internacionales que no cesan), ¿cabe esperar un acuerdo participativo? Se acabó. Nuestra sociedad es lo que fue siempre: un casino, pero ahora con normas más estrictas, con jugadores fulleros y con una banca (nunca mejor dicho) que se lo lleva todo una vez más. Las confusiones sirven de vaselina. Y algunos aún no han despertado del estúpido letargo en el que siempre prefirieron vivir.
5/8/12
277.
Qué anochecer de áspero tragar saliva. Dejar todos los quehaceres, lecturas y recreaciones para escuchar viejas grabaciones de Chavela Vargas. ¿Cuántos estarán haciendo esto mismo ahora? Y ese final de canción: Amor es un algo sin nombre / que obsesiona al hombre / por una mujer...¡Ay! Siempre lo elemental imponiéndose, en su primitivismo ancestral.
276.
Vienen tiempos de supervivencia, me dice una pareja joven con un niño pequeño. Reconozco que me he estremecido un poco y que tal frase ha sido un epílogo de la conversación. Ya se sabe. Preguntas ¿qué tal os va? Y cada vez más gente te responde: sobreviviendo. Prefiero la sencillez contundente a la apariencia de los idiotas. ¿Para qué ocultar lo que todos sabemos? ¿Por qué no extendernos y hablar de ello, dialogarlo, romper el complejo de la soledad, del solo me pasa a mí y a los míos? Porque parece que si la mano negra persigue algo es precisamente que los individuos se sientan solos, apartados y agobiados. Para que las intenciones que persiguen los manipuladores de las vidas se realicen cómodamente y sin resistencias. Ese tipo de expresiones como las de la pareja que cito no tienen por qué verse con pesimismo. ¿Acaso no podemos tomar la luz que las ilumina?
3/8/12
275.
De todos los horrores y violencias que se cometen en el seno de las sociedades, bien con conflicto larvado o bien en guerra abierta, apenas se sabe sino la punta que emerge y se contempla. El témpano sumergido está constituido por la materia ancestral de las desigualdades e intereses, siempre enfrentados, siempre generando enfrentamientos de clases y de situaciones de clase, siempre interferidos por conveniencias superiores, extranjeras o propias. No sé si los historiadores podrían analizar a tiempo, sin esperar a que tenga lugar el estado a posteriori, cuando ya nada es remediable ni solucionable. Acaso ellos digan que no es su misión. Y aunque, ciertamente, hay estudiosos que basándose en hechos del pasado avisan de que se puede tropezar en la misma piedra, sus opiniones son ordinariamente ignoradas por los dirigentes de las naciones. De ahí la fobia que rezuman los propietarios de los mercados y de la política sobre aquello relacionado con la memoria histórica. No fuera a ser que una excesiva reflexión y una reacción colectiva auspiciada por ésta les estropeara sus negocios.
274.
El lenguaje popular o el mediático para definir el horror y a cuantos causan horror es variado, pero injusto. Con su uso nos entendemos, pero es injusto: se mencionan desmesuradamente vocablos como primitivos, bárbaros, zulúes, salvajes, animales, bestias, cafres, vándalos...para definir los comportamientos del horror, de la miseria y de la sangre que se derrama. Términos que representan espacios, situaciones, especies o pueblos que no se merecen una maniquea utilización y menos una aplicación por parte de nuestra cultura para calificar los actos sangrientos y abominables. Habría que instaurar otros más acordes con la violencia latente y que no zahieran memorias pasadas. No sé si es consecuencia del localismo egocentrista español, que ha expulsado a los demás del derecho al reconocimiento y al respeto. Siendo como es también la historia de este país una historia excesiva de sangre, habría que hacer el esfuerzo de renombrar con otros términos el horror.
2/8/12
273.
Recuerdo un viejo proverbio vasco que decía: las guerras no traen nada bueno para nadie. No sé hasta qué punto es acertado. Y eso que solo con la experiencia propia del siglo XIX aquella zona del país sabía bastante del tema. Porque es obvio que mientras las guerras duran todos los contendientes pagan un alto precio. Pero también es verdad que cuando tiene lugar el desenlace hay vencedores y vencidos y, mientras unos obtienen prebendas y se recomponen controlando bienes y territorios, otros se hunden en la miseria. Y siempre, siempre, detrás hay intereses de otros Estados que deciden, instigan, suministran y acuerdan para el día después. Las guerras suelen traer frutos para algunos, incluso sin haber padecido los horrores. Sospecho que en Siria ocurre algo análogo.
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