31/8/12

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La aparente reducción marxiana no puede ni pretende ocultar que la Historia es siempre historia de historias. Es decir que lo es también del lenguaje, de los gestos, de las conductas, de los silencios, de los deseos, de las ambiciones, de las creatividades...y así etcétera. Campo abierto, pero no para permitir que nos lo ocupen los controladores versión 1984 (anticuada ya, si bien clarividente, frente a lo que ha llegado) sino para que el ser humano lo llene de alternativas.


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