Vienen tiempos de supervivencia, me dice una pareja joven con un niño pequeño. Reconozco que me he estremecido un poco y que tal frase ha sido un epílogo de la conversación. Ya se sabe. Preguntas ¿qué tal os va? Y cada vez más gente te responde: sobreviviendo. Prefiero la sencillez contundente a la apariencia de los idiotas. ¿Para qué ocultar lo que todos sabemos? ¿Por qué no extendernos y hablar de ello, dialogarlo, romper el complejo de la soledad, del solo me pasa a mí y a los míos? Porque parece que si la mano negra persigue algo es precisamente que los individuos se sientan solos, apartados y agobiados. Para que las intenciones que persiguen los manipuladores de las vidas se realicen cómodamente y sin resistencias. Ese tipo de expresiones como las de la pareja que cito no tienen por qué verse con pesimismo. ¿Acaso no podemos tomar la luz que las ilumina?
A veces pienso que el individualismo de este país no tiene remedio. Difícil ir más allá del complejo de soledad y del "sólo me pasa a mí y a los míos". Por otra parte, me asombra la capacidad de adaptación del ser humano. Sí, las circunstancias son adversas, y se vive en un permanente ejercicio de adaptación, supervivencia y resignación.
ResponderEliminarUn saludo.
Tomar la luz, eso deberíamos hacer, tomarla al fin. ¿Será verdad que somos tan "sui géneris" en este país que no sabemos actuar colectivamente si no es para una comilona o para una juerga? Perdón, se me olvidaba el fútbol, el único motor que mueve masas.
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