28/2/13

410.



La diagonal me acompaña por las mañanas: una línea larga divide los edificios de enfrente entre sol y sombra. A veces la percepción es menor, casi se confunden los espacios contrapuestos y la línea está apunto de desaparecer. La diagonal es la percepción de dos mundos, de dos luces, de dos conocimientos.

Pero Elías Canetti decía algo más interesante. Decía que lo que hace avanzar el conocimiento es el conocimiento lateral. “A medida que crece, el saber cambia de forma. No hay uniformidad en el verdadero saber. Todos los auténticos saltos se realizan lateralmente, como los saltos de caballo en el ajedrez. Lo que se desarrolla en línea recta y es predecible resulta irrelevante. Lo decisivo es el saber torcido y, sobretodo, lateral.” Me pregunto entonces si podré cambiar lo diagonal por lo lateral. O simplemente hacer que ambas líneas convivan sin interferirse dentro de mí. Más bien, complemetándose.



25/2/13

409.



Tanto clamor en las calles...mejor la ronquera por el grito unísono de la pluralidad que por esa forma de  desgañitarse cotidiana con balidos de rebaño de quien nunca sabe ni quiere salir del aprisco.



7/2/13

408.



Si hubiera huelga de mentiras, como la hay de recogida de basuras...qué huelga tan limpia. Se necesita una huelga contundente e indefinida de la abyección, el oprobio, las humillaciones, el robo y la falsedad. 


5/2/13

407.




Cuando entro en un palacio antiguo o en una catedral, paseo por las calles de un casco viejo o contemplo un cuadro en un museo pregunto a los fantasmas. También me pregunto a mí mismo  (lo que me dice, lo que me llega la visión) Pero sobre todo me cautiva sorprenderme. Enseguida brindo con mi pequeña copa de admiración por la obra del hombre.



406.




Considerar el pasado no queda solo en una muestra de memoria o en una lectura de libros. Puesto que nunca lo vamos a ver, al menos concedámonos un ejercicio de imaginación. Para ello disponemos de una materialidad en nuestro entorno  -restos de edificios y obras públicas, objetos, mapas, anatomía de ciudades, representaciones de imágenes a las que llamamos arte, paisajes transformados...- que nos pide mirar. Y, sobre todo, preguntar.



4/2/13

405.



Emilio Lledó, un sabio sobre el que muchos españoles no saben lo que sabe, o dicho de otro modo: ignoran que existe, comenta hablando de los eslabones del pasado  -situaciones, aconteceres, angustias, necesidades, personajes, conflictos- en uno de sus textos: "El pasado es como una niebla. Inolvidables (los eslabones) decimos para que, aunque estén sumergidos en la niebla, sepamos que están ahí, casi donde estuvieron". Propone la sensación del recuerdo. Acaso el fervor por una permanencia. Pero ese casi donde estuvieron engrandece a Lledó por su claridad: ni siquiera en nuestra memoria las cosas permanecen como fueron. La misma niebla, la de entonces, la del tiempo, la del presente, altera su efectividad. La representación del pasado no es exactamente lo que fue. Y sin embargo, con pátina o simplemente disuelta en imprecisa visión, la memoria tiene algo de faro que avisa a los navegantes de los peligros de la costa. El asunto es que los navegantes siguen siendo tan osados como en la antigüedad y no siempre el aprendizaje sirve. Y esa niebla...