Considerar el pasado no queda solo en una muestra de memoria o en una lectura de libros. Puesto que nunca lo vamos a ver, al menos concedámonos un ejercicio de imaginación. Para ello disponemos de una materialidad en nuestro entorno -restos de edificios y obras públicas, objetos, mapas, anatomía de ciudades, representaciones de imágenes a las que llamamos arte, paisajes transformados...- que nos pide mirar. Y, sobre todo, preguntar.
No sé si he entendido bien lo que quieres decir, cuando se habla del pasado normalmente se hace más ejercicio de imaginación que de realidad, el recuerdo es muy subjetivo, y una persona puede tener una imagen que difiere totalmente de la de otros que comparten el mismo recuerdo pero que no repararon en los mismos detalles.
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