5/2/13

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Cuando entro en un palacio antiguo o en una catedral, paseo por las calles de un casco viejo o contemplo un cuadro en un museo pregunto a los fantasmas. También me pregunto a mí mismo  (lo que me dice, lo que me llega la visión) Pero sobre todo me cautiva sorprenderme. Enseguida brindo con mi pequeña copa de admiración por la obra del hombre.



3 comentarios:

  1. Yo suelo brindar por la capacidad humana para crear cosas verdaderas y perdurable en el tiempo, aunque luego pienso en la misma capacidad con que es capaz de destruirlas. Disfrutemos mientras podamos.
    Cordial saludo

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  2. Yo no suelo preguntar, más bien me quedo asombrada de cómo he quedado cautiva de esa nave abovedada, o de aquel otro cuadro, insignificante para la mayoría.

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  3. Es una buena reflexión, creo que la capacidad de conmoverse ante la belleza o la magia de las cosas es un tesoro al que nunca deberiamos renunciar.

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