Me comunican la muerte de un amigo. Reacciono al primer golpe. He desalojado la palabra muerte, he disimulado la palabra amigo, he desestimado el cúmulo de comentarios. Por autodefensa, por emoción. He dejado paso a la memoria. Me siento tocado. La muerte de otro ¿es la muerte de un significado o de un manantial de significados? Pero se dirá que el significado permanece no obstante el individuo desaparezca físicamente. Sí, pero sabes que en el futuro estarás pensando siempre en los significados del pasado. Que la cadena se ha roto, no obstante lo que te hayas nutrido de cuanto te ha aportado el otro. Que hoy estás un poco más solo.
Lo siento.
ResponderEliminarDoblemente triste, pues a mí, me dieron la misma noticia justo una hora después que a ti.
ResponderEliminarExtrañas coincidencias... también yo quedé roto y con la piel de gallina, pues no podía dar crédito: este amigo murió en un accidente de tráfico.
El único consuelo, es la (mi) certeza de que quien abandonó este lado, al no ser consciente ya, éste deja de sufrir: ahora nos toca sufrir a quienes estamos en este lado. Siempre será así de duro.
Un abrazo amigo.
No se me ocurre nada que decir tan solo que ha sido afortunado de haber vivido. Bs.
ResponderEliminarLas muertes nos traen soledad básicamente y la evidencia más evidente y, sin embargo, más difícil de aceptar.
ResponderEliminarTe envío un abrazo dulce.
Sólo quien la sufre sabe todo lo que significa una pérdida.
ResponderEliminarLamento tu dolor.
Hay pérdidas doblemente sentidas, multiplicadamente sentidas. Has perdido un amigo, alguien generoso, bondadoso y digno de admiración.
ResponderEliminarEntiendo, no sabes cómo, tu dolor.
Quedará la cicatriz...
Un abrazo inmenso.