De todos los horrores y violencias que se cometen en el seno de las sociedades, bien con conflicto larvado o bien en guerra abierta, apenas se sabe sino la punta que emerge y se contempla. El témpano sumergido está constituido por la materia ancestral de las desigualdades e intereses, siempre enfrentados, siempre generando enfrentamientos de clases y de situaciones de clase, siempre interferidos por conveniencias superiores, extranjeras o propias. No sé si los historiadores podrían analizar a tiempo, sin esperar a que tenga lugar el estado a posteriori, cuando ya nada es remediable ni solucionable. Acaso ellos digan que no es su misión. Y aunque, ciertamente, hay estudiosos que basándose en hechos del pasado avisan de que se puede tropezar en la misma piedra, sus opiniones son ordinariamente ignoradas por los dirigentes de las naciones. De ahí la fobia que rezuman los propietarios de los mercados y de la política sobre aquello relacionado con la memoria histórica. No fuera a ser que una excesiva reflexión y una reacción colectiva auspiciada por ésta les estropeara sus negocios.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Roosevelt y Churchill tenían constancia del genocidio sistemático nazi, pero no fue una de sus "prioridades militares" hasta el final.
ResponderEliminarTodo va por niveles. El problema es quién los coloca.
si bien en apariencia difieren notablemente, en el fondo, tu entrada y mi último post hablan de temas similares...al menos -creo- tienen puntos de coincidencia.
ResponderEliminarUn abrazo