Un pensamiento semántico delicado y discutible me sacude desde hace días. Si España fue llamada en el pasado territorio de conejos (saphan) o bien país de serpientes, debido a la abundancia por doquier de unos y otras, ¿debería denominarse en estos momentos país de ladrones? Vista la práctica depredadora y sin paliativos que ha ejercido la banca sobre sus habitantes, diríase de la necesidad de cambiar el paisaje nominativo. Por muy mal que suene. Particularmente, preferiría que se ha acabara con la citada especie depredadora o se la limitara al máximo en el futuro. Y de paso se rescatara el término de usos abominables y de giros populistas y facciosos. Aunque sospecho que la tan exitosa como delictiva práctica bancaria ha sido auspiciada en gran medida por el afán codicioso y ávido de sus pobladores, que han dado alas a esa raza nefasta. Y pensar que hay un refrán que dice que nadie da duros a cuatro pesetas...¿Por qué seremos tan torpes?
jejeje, ¿cómo sería estonces?
ResponderEliminarOportuna meditación léxica, ni lo dudes.
Tienes razón con lo de la avidez y avaricia de (parte) de los pobladores: cada día veo cómo los malditos propietarios estafan a los estudiantes con sus pisos de mierda (con perdón), a 250 euros la habitación como mínimo-- "Bueno, lo alquilo por habitaciones, y son tres, pero se puede meter una cama más en una de ellas, que es grande"--. Se quedan tan anchos cuando les comento que lo que están haciendo es un robo. "La ley de la oferta y la demanda", como me dijo allá por el 92 una ignorante con tropecientos pisos comprados gracias al dinero en negro que cobraba -la mayor parte de lo que ganaba, que hacienda son los demás para pagar y yo la primera para exigir- y a los salvajes alquileres que le iban pagando su flota de hipotecas.
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