Se nos repite frecuentemente una frase que dicen que es de Sócrates: conócete a ti mismo. Sin embargo apenas se habla de aquella de Heráclito: me he investigado a mí mismo. Este fragmento de Heráclito me obsesiona. Hasta el punto que me gustaría que fueran también mis últimas palabras balbuceadas. Francamente me parecen más humildes y menos imperiosas que las socráticas.
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