Justo en el borde, donde el alto páramo cesa para dejar paso a la hondonada, el hombre calla. Las preguntas habituales se interrumpen. La vida ordinaria pierde todo su sentido. Y la mirada puesta exclusivamente sobre una corteza terrestre erosionada suscita evasión. Es un buen recurso cuando el agobio, tan acusado en estos tiempos, acecha hasta el límite de lo soportable. Da resultado.
Que buen blog... Todo lo contrario al nombre del autor. Smart sería lo justo. Me quedo, si no tienes inconveniente. Gracias por llegar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo no lo dejo de hacer. Siempre que puedo me piro a la montaña. Claro que funciona.
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