Nada puede el poeta, ningún mal puede evitar; se le escucha únicamente cuando magnifica el mundo, pero no cuando lo representa tal como es, dice Broch en La muerte de Virgilio. Se refiere al poeta latino, pero bien puede hacerse extensible la consideración a los poetas de todas las épocas. Acaso la representación del mundo por parte de la poesía no sea conforme a los cánones de la política o de la moral. Su irracionalidad le lleva a interpretar la realidad de otra manera, y en eso la poesía se vincula más profunda y reconocidamente con ella. El mundo magnificado implica superficialidad y apariencia. Es más propio de las otras prácticas humanas, donde el juego de preguntas y respuestas nunca llega a ahondar del todo en la materia de la que estamos hechos. Virgilio debió encontrarse derrotado cuando tan solo se requería de él la exaltación y la sobrevaloración interesada de los acontecimientos. Bajar a los infiernos no atrae más que a la minoría de espíritus inquisitivos y vigorosos.
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