24/6/12

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La primera impresión es que nacemos sin mirada. Acostumbrados aún al otro mundo, donde todo se ha ido haciendo en su justa y exacta medida, donde todos los demás sentidos se fueron impregnando de la cultura del útero, donde la visión no era lo imprescindible.



3 comentarios:

  1. Pues no sé qué decirte: he visto niños nacer con los ojos bien abiertos. Aunque tal vez mirasen hacia adentro...

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  2. A mí, sin embargo, la mirada -breve- de un recién nacido, me resulta una ventana abierta a lo que debe ser la inocencia del paraíso.

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  3. Necesitamos recuperar esa mirada interna para valorar lo que realmente es importante. Esa mirada limpia, esa inocencia de la que nunca nos deberíamos de desprender.
    un abrazo.

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