10/6/12

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El enredo tiene todas las características de la broma y el divertimento. Si no hubiera ánimo de confusión y de ocultamiento, naturalmente, se quedaría en eso. Pero como sospecho que hay muy mala intención deduzco que la broma resulta insulto y la diversión se troca en maña torticera para que los ciudadanos no entendamos nada. La última farsa consiste en obligarnos a creer en lo que no es. Tampoco debería sorprenderme. Hay una religión arraigada secularmente en nuestro país que va de lo mismo. Lo cual me hace pensar en un cierto hilo conductor en las artes del enredo por parte de la Santa Alianza (que aún existe latente y dispuesta a todo) Los titubeos, los eufemismos, el cambio de criterio (si es que lo tienen) y las negaciones de ayer que fueron afirmaciones hoy nos confirman el déficit de provisión en que nos encontramos. Por muy mal camino. Aunque nos digan que estamos en el mejor y que podemos dedicarnos a disfrutar del espectáculo deportivo estrella. Nosotros, los estrellados.




1 comentario:

  1. Sí hay mala intención, sí. Es una farsa trágica, por las consecuencias que tendrá para todos. Es también un insulto a la inteligencia y un impúdico ejercicio de cinismo para negar la evidencia. A añadir la desbordante cobardía y frivolidad del máximo responsable del ejecutivo. Lamentable todo, la verdad.

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