La necesidad del puente. Salvar el desnivel o el abismo o el espacio que media hacia el otro territorio al que se desea o se precisa llegar. Su valor simbólico es importante. De puente a puente y tiro porque me lleva la corriente, se dice en el juego de la Oca. Así el símil se aplica al juego, como reflejo de lo que la vida pide en múltiples ocasiones. Llegar al otro lado: al propuesto, al que nos debe deparar otro ámbito, al espacio nuevo. El puente como salvación pasajera con el ánimo del que ese otro lado a alcanzar suponga también salvación. Tender puentes, solemos decir cuando nos acucian las dificultades de entendimiento dentro del individuo o con otros humanos, con objeto de salir de ellas. Incluso las neuronas alimentan sus puentes o buscan crearlos para persistir en su funciones. Todo un mundo simbólico respalda el ejercicio práctico. Pienso en Die Brücke, el grupo de artistas alemanes que revolucionó el arte a principios del siglo XX, estableciendo una nueva manera de pintar, de pensar, conceptuándose como una expresión contracultural, necesaria no solo para una revisión formal del arte sino como respuesta crítica a la obsoleta y castrante sociedad burguesa. Lo asombroso en este caso es que ese Puente se consolidara como territorio en sí mismo, no obstante se manifiestaran más allá otros espacios expresivos.
M'agrada molt Die Brücke, amb Der blaue reiter, els moviments que més m'agraden de tota la història de l'art.
ResponderEliminarCuando no sabemos dónde ir es fácil terminar debajo de un puente...
ResponderEliminarEl puente es un tema recurrente para explicar la realidad. A veces se convierte en motivo simbólico y hasta onírico. Juan Ramón Jiménez decía que el dormir es como un puente que va del hoy al mañana. Por debajo, como un sueño, pasa el agua. O algo parecido.
ResponderEliminarUn saludo.