7/5/12

120.





Véase de qué manera los momentos emocionales quebradizos pueden arrojar más luz que el ordenado y riguroso ritmo cotidiano. Naturalmente hay luz si se mantiene una alerta y una capacidad viva de cuestionamiento de lo que experimentamos. Pero los estados emocionales también pueden aportar obnubilación y desprovisión de las ganas de seguir ejercitando la propia vitalidad si no los escuchamos adecuadamente. Una actitud racionalizadora y monótona no proporciona por sí misma ni claridad para interpretar la vida, ni nos afianza en nuestra conciencia, ni nos garantiza el logro de objetivos con cierta calidad moral, algo que se exige con más intensidad en tiempos adocenados y mecánicos. Es imprescindible, pues, que las emociones nos hablen, nos toquen, nos deslumbren y nos hagan sentir. Están dotadas de una inteligencia particularmente íntima que se rebela contra las normas y las sumisiones, que nos hacen ser.  




2 comentarios:

  1. Absolutamente de acuerdo: esos momentos donde irrumpe la sombra del interior y nos quiebra iluminan el agujero que estaba lleno de oscuridad, y vemos hacia adentro con total claridad.
    Me parece tan afortunado hablar de logros con cierta calidad moral en estos tiempos. Uno de esos logros es pensar, escribir, bucear en las emociones inteligentes, aunque la cotidianeidad de ese ejercicio lo haga parecer inútil.

    Un cordial saludo.

    ResponderEliminar
  2. Pues benditos "estados emocionales". Yo, particularmente, me he planteado renegar de ellos, pero careciendo como carezco, de un ritmo ordenado y riguroso de pensamiento, pues es lo que tengo. Es lo que hay, en mi caso.
    Plantearse la calidad moral de los logros es algo excepcional y casi admirable en estos tiempos que corren. Quizá tu estado emocional considere inútil tu ejercicio cotidiano de escribir. Mas, por experiencia propia, yo digo que los "estados emocionales" han de ser escuchados y atendidos, mas no siempre obedecidos.

    Un saludo.

    ResponderEliminar