No obstante, y a pesar de la publicidad -como de tantas otras rémoras y dependencias-, el que desea buscarse se busca. Encontrarse no está garantizado ni en el fondo ni en la forma. Este logro responde a un plazo vital y se manifiesta a la carta. Lo más positivo es que no se acaba nunca de intentarlo. Para algunos, ya la misma marcha supone el encuentro.
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