Si Dios no existe -cosa que me es indiferente- yo sí existo. Lo leo en los Diarios de Alejandra Pizarnik. Percibo de inmediato el problema de lo indiferente, o más bien, de los indiferentes. Reside en que estos no rompen la barrera de la ideología y como mucho se refugian en ese planeta extraño e indefinido de lo agnóstico. Se puede pensar de otra manera y, sobre todo, con otro método. Pero si permaneces en la dialéctica de niego porque los otros afirman siempre serás preso de quienes se sienten más cómodos entre las ideologías acomodaticias. Los pensamientos ideológicos se consolidan como señuelos, lo cual es una contradicción sonada, pero que se da. Por supuesto, esta observación crítica acerca de una frase de Alejandra -más bien trato de aprovechar una cita que me sugiere saltar- no resta un ápice mi apasionada atracción mortal por su poesía y por sus reflexiones vitales. Alejandra es mucha Alejandra. Ese yo sí existo es tan valiente como digno de reconocimiento. Alejandra se eleva y denota una cualidad clamorosa que emana de su conciencia de materia. Me arrastra a pronunciar con ella: Sí existimos. Para chasco.
La vida, transmitida por tu mirada, es riquísima (no de buena, sino de valiosa). Nos sumerges dentro. Capas y capas veladas en una primera mirada. Gracias.
ResponderEliminarEn ello andamos: Ni me altera la mirada ni los planes de futuro que Dios exista o deje de existir.
ResponderEliminarIgitur...