Uno de los ejercicios más innobles de la historia humana: las levas. Cada vez que leo algo sobre episodios de guerras aparecen aquellas reclutas obligatorias, con todo su oprobioso desprecio a los habitantes de los campos y ciudades. Aquello de vaciar pueblos y villas de la mejor juventud en nombre del señor, del Rey, del Papa, de la patria o de la nación me pareció siempre un crimen. Muchos jóvenes no volvieron jamás a su lugar de origen. Hoy las levas aparentan menos sangre y el desarraigo es de otro modo. Son las que componen el ejército de parados. Y las guerras son las escasas contrataciones competitivas favorecidas por el exceso de oferta de mano de obra. Por lo demás, ambas se asemejan en lo inciertas que son para el destino de los individuos.
La excasa oferta laboral no es solo consecuencia de la crisis, sino de las malas, malísimas prácticas de un empresariado sin cabeza, inepto, incapaz. A ellos también habría que pedirles responsabilidades, responsbilidades por los sueldos miserables, por sus pésimas gestiones como empresarios, por su falta de miras hacia el futuro.
ResponderEliminarY por su absoluta insolidaridad, por supuesto
ResponderEliminarLamentablemente sobreabundan los ejemplos de "ejercicios innobles" dentro de las relaciones humanas...
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