25/5/12

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No, él no desea una soledad ruidosa. Él aspira al silencio prudente, puesto que no cree que exista el total. Dado que el apartamiento monacal jamás fue lo suyo y el aislamiento social no es factible ni encerrándose en casa, recurre a una vieja imagen. La de recuperar la sombra de la higuera donde de niño se dejaba tocar por un cierto sentido de la huída. Aunque no sabe hasta qué punto sus propias fantasías le dejaban emocionalmente tranquilo. Una soledad compartida con el compañero de viaje que camina día y noche por sus venas. Un pacto de no agresión y de darse la espalda el uno al otro. Si se llevara a cabo, la higuera volvería a sentirse satisfecha.  



 

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