Temo encontrarme con mi amigo R. Si le hablo de un conocido común que ha conseguido un trabajo, mi amigo R. le descalifica. Si se me ocurre comentarle que he tenido noticias de amigos de otra región, hace gesto de desprecio (precisamente por ser de esa región) Si le comento algún acontecimiento político importante, me responde no dejando títere con cabeza. Si le nombro cierta nueva traducción de un clásico ruso, me suelta a cambio que si será fiable. Si le digo que me ha dado saludos para él una amiga de ambos, dice de ella pestes. Si comento que cada vez pagamos más impuestos, él da en decir que aún tendríamos que pagar más. Si opino que hace frío, el otro me espeta que él tiene mucho calor. Francamente, no busco la amistad de R. para solazarme precisamente con él. La amistad ya flaqueó hace tiempo. Ahora estoy en el tiempo de la mera cortesía. Mañana acaso nos limitemos a decirnos adiós.
Es curioso este caso tan particular, que de no ser porque estoy (casi) seguro de que no somos el mismo, también yo temo encontrarme con R.
ResponderEliminarTambién podría suceder que ese R. fuese quien yo me imagino, y él, escribiese hablando de R. refiriéndose a mí (también mi nombre comienza por R.). Sea como sea, creo que prácticamente coincide al 99%, el perfil al que te refieres... ¿coincidencia...? En ese entramado universo cuántico, todo es posible.
Un cordial saludo utopazziano.
No es saludable tener un amigo R.
ResponderEliminarSi un amigo precisa de cortesía, mala cosa para ambos.