El oxígeno que recibes al bajar a la calle de par de mañana. No sólo el que fluye en nuestra atmósfera sino el que puede llegar de un encuentro temprano. Un vecino con el que poder hablar diez minutos razonablemente sobre algo que merezca la pena. Con el que puedes sentir que hay comprensión respecto a lo que se expone. Pero principalmente en la actitud mantenida. Que los matices de la conversación diverjan es lo que aporta riqueza de opinión y se transforme en conocimiento. Lo cardinal va en este orden: el temple, el respeto mutuo a los criterios y posteriormente el argumento que cada uno ofrece. Casi nada. En una sociedad en que tantos hablan soltando su discurso vano o una frase tópica que repite voces de sus amos, o bien callan, un encuentro fugaz pero con sensatez a pie de baldosa de acera aporta reconocimiento. Decisivo valorar que los individuos deben reconocerse mutuamente, sobre todo.
TIENES UNAS REFLEXIONES INTELIGENTES Y MARAVILLOSAS QUE DAN PARA PENSAR UN BUEN RATO. HE LEÍDO LAS TRES ÚLTIMAS, Y PIENSO PONERME A RAZONAR.
ResponderEliminarBUEN FIN DE SEMANA.
Es vivificante respirar por sitios como este.
ResponderEliminarUn saludo.