Los días que tengo una opinión -o un sentimiento- más desfavorable sobre la especie humana hago lo siguiente: me imagino a mí mismo como un primate trepador. Es una manera que me ayuda a ver el lado positivo de aquello en lo que hemos acontecido. Y sobre todo de nuestras posibilidades.
Pero de haber permanecido como primates arbóreos, ¿nos hubiéramos tenido por más desdichados? Ya, claro: arriesgadas propuestas imaginativas (algunos dirán que fuera de lugar)
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