15/4/12

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Suele hablarse  -la mayor parte de las veces es un tópico, una parte menor es indagación y pensamiento más o menos ideologizado, otra más pequeña es ciencia en curso-  del misterio de la vida. Es frase recurrente pero contiene su verdad, obviamente. El verdadero quid de la existencia para nuestro sentido y ejercicio de crecer en este mundo no está tanto en saber por qué somos y cómo somos. Que también es necesario y, acaso definitivo, pero cuyo debate no nos proporciona instrucciones del saber vivir. Al fin y al cabo hay una cadena causal, intreractiva, entre materias diferentes, entre especies y medios donde se desarrollan, de la que somos expresión y formamos parte. El ser que devenimos no cuenta como factor sino de manera muy localizada y dirige su mirada al futuro. No olvidemos, no obstante, que somos una minúscula molécula, aunque procedamos de factores anteriores que nos desbordan y no interpretamos. La cuestión clave para lo práctico, para nuestra conducta cotidiana, donde debemos encontrar el sentido de estar aquí, reside en que lo que fue un mero suceso en un momento dado  -nacimos-  se convierta en un acontecimiento que debemos aprovechar y enriquecer. Si descubrimos la manera de vincular suceso y acontecimiento no digo que alcancemos la felicidad (harto improbable tocar los conceptos absolutos como éste, que estimulan emocionalmente unas veces y otras nos hunden) pero sí un grado de armonía, cordura y temple para que avanzar en edad no sea una frustración, sino más bien un acto de gratitud con nosotros mismos.



3 comentarios:

  1. Bueno, no sé si estoy muy de acuerdo en que nacer sea un simple suceso. Más bien me parece El Acontecimiento y la vida una sucesión de sucesos, que aprovechamos mejor o peor...es mi opinión.

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  2. Me parece muy acertada tu reflexión... yo tuve una "revelación" en su día. Si te interesa, échale un pequeño vistazo: http://utopazzo.blogspot.com.es/2010/08/que-es-la-vida.html

    Saludos cordiales.

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