Darle vueltas al verbo suicidarse. Meditar sobre cuánto hay de pronominal y cuánto de transitivo en su formulación. Aunque no entre en los cálculos de la Academia de la Lengua, se desliza la sombra de la sospecha de una traición sintáctica. Se dirá que nadie suicida a otro. Que ejecutar ese acto es cosa única e intransferible del pertinente. Y ahí está la trampa. En acotar y reducir la decisión e ignorar el campo más amplio de las responsabilidades.
12/4/12
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Darle vueltas al verbo suicidarse. Meditar sobre cuánto hay de pronominal y cuánto de transitivo en su formulación. Aunque no entre en los cálculos de la Academia de la Lengua, se desliza la sombra de la sospecha de una traición sintáctica. Se dirá que nadie suicida a otro. Que ejecutar ese acto es cosa única e intransferible del pertinente. Y ahí está la trampa. En acotar y reducir la decisión e ignorar el campo más amplio de las responsabilidades.
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Cuanta razón encierran tus palabras.
ResponderEliminarQuién no ha conocido a alguien que se ha visto literalmente empujado hacia ese acto final que siempre nos sorprende, nos pilla desprevenidos.
Pero en el fondo sabemos las razones, porque siempre las hay, un suicidio nunca es gratuito.
Como bien planteas toda la responsabilidad no es del que ejecuta y adelanta el final de su vida.
Uno puede suicidar sus ideas para dejar de suicidarse por ejemplo. La responsibilidad sí es del suicida, pienso, yo lo veo así.
ResponderEliminarsuicidarse es tan personal, como general fueron las razones de su génesis
ResponderEliminarsaludos
“Que se suiciden otros por mí”, y a ser posible del gremio político… Saludos y disculpa mi comentario…
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ResponderEliminarmiró al cuarto como cuando el suicida mira a quienes lo han matado
Me permitirás que discrepe, yo creo que el que se suicida tiene toda la responsabilidad de su acto, lo contrario significa que uno se suicida por otros, lo cual es bastante deprimente.
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