Los poseedores de la riqueza del mundo proponen y los mediocres disponen. La mediocridad se ha instalado en el gobierno de las sociedades humanas. Sea o no del todo representativa de la confusión y el desasosiego que cunden día a día, esa actitud va adquiriendo un rostro disimuladamente monstruoso. Si las sociedades se paralizan puede esperarse cualquier desenlace. No advierto del riesgo solamente. También me alarmo.
Desde hace décadas en los partidos políticos trepan los mediocres, que se rodean de mediocres para no tener quien les haga sombra. Así hemos llegado a tener esta casta. Luego con su plena mediocridad, cuando dejan la política son colocados en todos los consejos de administración de bancos y grandes empresas, no se sabe si como floreros, como meros rentistas o como mediocres. Así estamos de ricamente bien
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