Mi otro Yo -o el Mí, que decía Max Frisch- se pone tenso ante los resultados electorales inmediatos en Francia. Es curioso que mi otro Yo esté pendiente de lo que suceda allí para saber lo que puede suceder aquí. Es como si concediera más verosimilitud al ritual electoral del vecino que al propio. ¿Será por la trayectoria democrática de los otros, más curtida y rigurosa, o por el peso específico de ese Estado? Mi otro Yo dice que hay algo que hace diferente al país ultrapirenaico y a lo que tenemos que estar siempre receptivos. Mi otro Yo es de los que piensan que otro gallo habría cantado en la tierra española de no haber perdido los franceses (entonces Napoleón) la guerra de 1808-1812. Por cierto, muchos de los paisanos de mi otro Yo no saben que aquella guerra llamada de la Independencia (cuyo resultado generó otras dependencias que procuraron un tortuoso siglo XIX español) no se hubiera ganado sin el decisivo apoyo de los ingleses.
Pasare en otro momento para leer tus entradas con más detenimiento.
ResponderEliminarUn placer encontrarnos.
Un saludo.