Veo algunas avispas rondando la higuera bajo la que me escondo cuando necesito que no me afecte el ruido colectivo. Las dejo hacer. Me acucia en ocasiones una sensación de que estoy más cerca de su sociedad que de la mía. Y la flotación aérea de esos insectos, como si no fueran tocados por la materia, tratando de polinizar las flores, dándome envidia.
Pues yo soy la higuera (es un juego de palabras difícil de entender, a ver si puedes...)
ResponderEliminarNo te dejes engañar por tus apariencias: cada uno pertenece al lugar (y quien dice lugar dice también naturaleza) que escoge y que le escoge. Abrazos.
ResponderEliminarNuestra conexión primordial con la naturaleza siempre está ahí, latente, lista para ser re-descubierta.
ResponderEliminarUn abrazo