Deja que la imaginación se desate como un río. No te pongas a salvo de su vertiginosa corriente, llegado el caso. Como tú, piedra pequeña, decía León Felipe. Qué grande tiene que ser llegar al último día con la placidez y la experiencia de las que se reviste el canto rodado.
No permitir a la imaginación fluir es detenerse en el tiempo y perder el tren de la gloria.
ResponderEliminarBello llegar a una etápa bella de la vida con el conocimiento que nos da una mente que ha evolucionado día a día.
Saludos.
Sí, gracias por este pensamiento
ResponderEliminarSupongo que si es así, uno sentirá que valió la pena el trayecto...
ResponderEliminarUn abrazo