No creo que antiguamente se hablara de aprender de la Historia. Esta idea debe provenir de la Ilustración y los convulsos dos siglos posteriores que pusieron patas arriba todo lo anterior y desarrollaron vigorosa y vertiginosamente el pensamiento. Antes la referencia eran los viejos. De ellos se aprendía, a ellos se preguntaba, y ellos generaban la tradición oral que se plasmaba o en simple transmisión o bien, y de modo minoritario,en reposada literatura. Los ancianos hacían llegar lo conocido desde generaciones atrás. También su experiencia inmediata. ¿Trasladaban solo los aciertos? No, también los errores. Pero sobre todo, además de las advertencias, hacían llegar los mitos.
Sí, era la Auctoritas, la referencia, la sabiduría... El concepto cambió, de autoridad a historia, y supongo que la cosa ocurrió o en la Ilustración o por influencia de ésta.
ResponderEliminarCierto, aunque a menudo me he preguntado si la Historia en mayúsculas no es también eso: una sucesión de batallitas sesgadas y mitificadas.
ResponderEliminarLa Historia es lo que los grupos de poder hacen trascender de la intrahistoria, que es la que realmente ha movido siempre el mundo, al margen de lo que ha quedado para los libros de texto escolares.
ResponderEliminarNO sé cómo se verá nuestro presente en la historia (con minúscula) del futuro: quizás demasiado autodidactismo? Demasiada confianza horizontal en la red y excesiva desconfianza vertical en la vida? Nuestros mayores son una referencia (para lo positivo y lo negativo): nuestros contemporáneos, bajo la "melé" de individualidades conectadas no siempre dirigen bien sus pasos y permiten que las masas anónimas interpantallales tomen por doctrina lo que puede ser una simple ocurrencia.