Inteligencia del cuerpo. Siempre me ha producido admiración el despliegue sabio de la boca cuando detecta una espina o un huesecillo al comer. Un aprendizaje exitoso, donde no se sabe qué hay de los consejos paternos en la infancia o del reflejo del mismo cuerpo que desaloja lo inconveniente. Inteligencia al optar por decidir qué le va bien y qué no. Cierto que también traicionamos esa inteligencia y la malgastamos al adquirir hábitos contra natura. ¿O tal vez se trata de una pugna entre naturalezas diferentes? La austera y prudente por una parte, la placentera y adictiva por otra. El cuerpo es un campo de batalla que no cesa. Ni siquiera cada individuo conoce bien a los contendientes que aloja.
24/3/12
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Inteligencia del cuerpo. Siempre me ha producido admiración el despliegue sabio de la boca cuando detecta una espina o un huesecillo al comer. Un aprendizaje exitoso, donde no se sabe qué hay de los consejos paternos en la infancia o del reflejo del mismo cuerpo que desaloja lo inconveniente. Inteligencia al optar por decidir qué le va bien y qué no. Cierto que también traicionamos esa inteligencia y la malgastamos al adquirir hábitos contra natura. ¿O tal vez se trata de una pugna entre naturalezas diferentes? La austera y prudente por una parte, la placentera y adictiva por otra. El cuerpo es un campo de batalla que no cesa. Ni siquiera cada individuo conoce bien a los contendientes que aloja.
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¡Muy bueno...! Éste me ha gustado pues el tema de la "adicción" es amplísimo... yo, para mi fortuna o desgracia (según se mire), soy adicto al chocolate. no hay día que pueda prescindir de este manjar de origen ¿Maya?... onzas de chocolate con galletas, crema de cacao untado al pan, batidos... ¡Todos lo día del año!
ResponderEliminarLuego existen otras llamadas ilegales... pero ésto, choca bastante con las libertades y un submundo de conciencias o abanico amplio de "bueno" "Malo" "Regular"... todo ello al fin y al cabo, son conceptos morales del ser humano.
Un cordial saludo utopazziano