Aquel insecto humano tuvo tanto éxito que su hazaña descarnada ha llegado a ser de las más recordadas. Yo diría que bien por su cercanía en el tiempo o bien por su simplicidad a la hora de ejemplificar las alteraciones del ser humano la imagen que representa ha obrado como carta de creencia por encima de otras. Borró de un plumazo la referencia que había supuesto la obra de Publio Ovidio Nasón o la de Apuleyo, y nunca singularizar un título multiplicó tanto las posibilidades.Una simple cucaracha encarna más la condición humana de nuestros días que todas las imágenes de animales, seres mitológicos o dioses del pasado. Lejos de ser una catástrofe supone un logro para huir de nuestras vanidades metafísicas. Más allá de un aparente reduccionismo nos permite ver la claridad de nuestra situación. El tuberculoso de Praga nos acerca alevosamente a la esencia de la bestia esclava que llevamos dentro.
Cuando el insecto se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en Gregorio Samsa.
ResponderEliminarEsto tiene muy buena pinta. Estoy deseando tener tiempo para investigarlo. Habrá que tener paciencia.
ResponderEliminarPor las calles, en el metro, en el bus, revoloteando de aquí para allá en desorden, los insectos construyen su civilización y se sienten orgullosos al hacerlo.
ResponderEliminarUn saludo.
Lo malo de las cucarachas es que les gusta la nocturnidad para salir a pasear.
ResponderEliminarSaludos