19/3/12

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Mientras acariciaba su nuca peluda contemplaba a mi perro. ¿Quién de los dos será?, me preguntaba. ¿Cipión o Berganza? Pues tal era la sabiduría de estos dos y tanta la agudeza que muestra mi perro, que he lamentado siempre no haber leído a Cervantes antes de escoger el nombre de mi can. Tarde es para andar cambiándoselo, pero nunca demasiado para releer los coloquios que se traen aquellos dos animales inteligentes. Pon un perro en tu vida si quieres que se enteren de lo que haces, pero con la seguridad de que no irán a contárselo a otro humano. Me queda la duda de si su fidelidad permanecerá tan intachable como al principio, una vez conozcan tus andanzas. Si bien ya se sabe que ellos son muy domésticos. Y no se juegan su discreción contigo así como así. Les va el modus vivendi en el intento.



3 comentarios:

  1. Hola que bello lo que cuentas.. para mi los perros son especiales, hablar con ellos es algo increible, en su silencio lo cuentan todo..
    me gustan..

    pero casi cualquier animal.. es especial.. que tal los ácaros del tomate rosa...????

    saludos

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  2. Por cierto me ha encantado que cites a Cervantes..uno de mis prefes.. por muchas razones,diferentes al Quijote mismo..

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