Tras la estampida del vuelo helicoidal de los murciélagos, que nos parece caótica a los humanos, se encuentra el orden más estricto. A ellos les funciona como engranaje de su salida y retorno al hábitat. Nada se produce al azar, ni nunca veréis chocar dos seres. No subestimemos los mecanismos que han desarrollado las demás especies. La ciencia de los hombres trata de aprender de ellas, no por el mero placer de conocer, sino por disponer de más recursos para endiosar al ente humano. Los recursos podrían mejorar al Hombre, pero con frecuencia se canalizan para la potencia de ciertas fuerzas destructivas humanas. Debe ser eso lo que hace que no acabe de comprender cómo con tanta observación exterior y tanta aplicación de medios no resolvemos nuestras miserias. ¿Será ese endiosamiento el que nos impide superarlas?
23/3/12
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Tras la estampida del vuelo helicoidal de los murciélagos, que nos parece caótica a los humanos, se encuentra el orden más estricto. A ellos les funciona como engranaje de su salida y retorno al hábitat. Nada se produce al azar, ni nunca veréis chocar dos seres. No subestimemos los mecanismos que han desarrollado las demás especies. La ciencia de los hombres trata de aprender de ellas, no por el mero placer de conocer, sino por disponer de más recursos para endiosar al ente humano. Los recursos podrían mejorar al Hombre, pero con frecuencia se canalizan para la potencia de ciertas fuerzas destructivas humanas. Debe ser eso lo que hace que no acabe de comprender cómo con tanta observación exterior y tanta aplicación de medios no resolvemos nuestras miserias. ¿Será ese endiosamiento el que nos impide superarlas?
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en todo, hay una lucha de los contrarios, en el caso del hombre los intereses mezquinos de poder y riqueza, tienen predominio sobre lo que podríamos denominar intereses 'humanos'
ResponderEliminarsaludos
Leyéndote, escenifico en mi mente la situación de encontrarme de frente con una viandante. Ella, observando mi presencia por el lado izquierdo, se mueve un poco hacia la derecha justo en el momento en que yo también decido hacerlo. Rápidamente cambia hacia la izquierda justo en el instante en que yo también modifico mi dirección. Bailamos ridiculamente durante cinco segundos hacia un lado y hacia otro completamente acompasados y con la necesidad imperiosa de salvar nuestros obstáculos. Incluso llegamos a tocarnos.
ResponderEliminarComo al final del apareamiento de la mantis religiosa, decido devorarla y terminar con esta fugaz historia... ... ...de amor.