Si te fijas solamente en la vida aparente de los humanos que te rodean te confundirías sobre las prioridades que estos otorgan. Los calores de los últimos días han sacado en masa a la gente a la calle. Las terrazas, las avenidas o los parques se han vestido de primavera avanzada. Objetivo: consumir. Se dirá que es una manifestación de la biología social, que lleva consigo disfrutar. Sin embargo, la sequía que se arrastra se cierne como espada damocliana sobre las necesidades del país. Qué impotencia. Casi nadie la nombra, no pasa de comentario de ascensor. No parece constituir conciencia de riesgo. Los magos de la tribu, desprestigiados desde hace mucho por mérito propio, ya no concitan la lástima del dios de la lluvia. Algunos seres temerosos invocarán con sana pero supersticiosa intención a través de sus preces. Incluso en los corazones más impíos, como el mío, hay un punto de anhelo. La necesidad, tan ambivalente, puede dotarnos de buenos deseos o de rabias amargas. Mientras, miro el cielo con ojos implorantes. Los que envían satélites por encima de nuestras cabezas lo anuncian cambiante. Ojala.
Muy sugestivo texto...me quedo releyéndolo...
ResponderEliminarSaludos.
muchas maneras de invocar los deseos
ResponderEliminarsaludos
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarLo he oído en la radio:
Eliminar-la situación mejora y los problemas disminuyen-
después de la noticia ha seguido una sintonía y luego me he dado cuenta de que estaban hablado del anticiclón.