28/3/12

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A Heráclito se le llama una y otra vez el oscuro. Si todos sus fragmentos fueran como éste: "Pero a los demás hombres les pasa inadvertido cuanto hacen despiertos, igual que se olvidan de cuanto hacen dormidos", habría que llamar al filósofo de Éfeso el luminoso. O tal vez el hombre de Perogrullo, pues la cita establece una conclusión empírica sobre la propia experiencia de los humanos en sociedad. O podría decirse también: que los humanos obramos despiertos como si estuviéramos dormidos. Que tropezamos tanto no porque no veamos el obstáculo, sino porque no tenemos en cuenta lo que nos ha acontecido anteriormente. Sospecho que los hombres castigamos de modo recurrente nuestro propio don de la experiencia. Es más: somos muy ingratos con ella.


3 comentarios:

  1. el tal Heráclito no era un dios ni un hado, era tan hombre mortal como todos
    .
    vaya si es virtuoso serlo, aún con los defectos que suponen tropezar dos veces con la misma piedra.
    saludos

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  2. Imperdibles todas tu últimas reflexiones!
    =)

    Un abrazo.

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