26/3/12

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Nunca he llevado bien que algunos miembros de la grey tengan que erigirse en representantes de la totalidad social o natural y encima hablar en su nombre. Como si la totalidad se tratara de un singular, de un elemento simple, de la mínima expresión. Por qué los políticos hablan en nombre de todos los ciudadanos. Por qué los fabricantes hablan en nombre de todos los consumidores. Por qué los sindicatos hablan en nombre de todos los trabajadores. Por qué los empresarios hablan en nombre de todos los trabajadores. Por qué la administración habla en nombre de todos los administrados. Por qué los medios de comunicación hablan en nombre de toda la opinión pública. Por qué los explotadores de recursos hablan en nombre de toda la naturaleza. Por qué los conservacionistas hablan en nombre de toda la naturaleza. Por qué los críticos hablan en nombre de todo el arte. Por qué los filósofos hablan en nombre de todas las representaciones ideales. Por qué los obispos y los curas hablan en nombre de todas las almas (eufemismo vil) Por qué los financieros hablan en nombre de todas las clases y estamentos sociales. Por qué las potencias hegemónicas del planeta hablan en nombre de todo el mundo, de todas las vidas y de todas las cosas. ¿No es un grado de apropiación no solo indebido sino además exagerado? ¿Cuándo se acostumbrarán a hablar exclusivamente en nombre de sus respectivas clientelas? Acaso ni en su nombre deberían, puesto que probablemente lo hicieran también en vano.



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