31/7/12




(Donde sea posible de nuevo el impulso.
No abandonando nunca del todo)


272.





Pero tanto el exiliado como el anacoreta se transforman en una condición, no solo de vivir, sino de ser. Ese apartamiento que ellos necesitan va a posibilitarles meditar. El ermitaño se planteará el corte de raíz con toda forma de vida anterior. No solo ha cuestionado unas relaciones, una historia, un pasado, una convivencia: se ha cuestionado esencialmente a sí mismo. Y no desea más huídas hacia adelante. El exiliado interior acaso solo se limite a repensar su relación con una situación, un tiempo y un país determinados. A introducir el razonamiento sobre nuevas bases, eso sí, distanciado de nombres, de ideologías, de rostros, de secuencias nefastas. Y a esperar que todo cambie. Ambos se instalan en una especie de exclusión donde poder ir transcurriendo sus días sobre finos y cortantes márgenes. No están fuera del todo. Solo el suicida lo ha hecho.



271.






El ermitaño o el exiliado interior son figuras que me infunden respeto. A veces hasta me resultan atractivas. Luego pienso que no debo engañarme con estos personajes. Ambos huyen de lo insoportable. Ambos viven en la pobreza; el primero en la más absoluta. Ambos subliman su estado y generan otros estados que les permita sobrevivir. Porque, eso sí, no renuncian a vivir. Antes de dar el paso, yo me pensaría si la alternativa a lo que no se aguanta tiene que ser el malvivir. Obviamente, todo depende del nivel de desprendimiento de su vida al que uno quiera llegar. Nunca se sabe. Como jamás podemos saber si no daremos el paso por la tercera opción: desprendernos del todo de la vida por libre elección.



30/7/12

270.




Atraído por un tratado budista para ascetas titulado Ichigon Hodan, el monje Kenko Yoshida llegó a cierta conclusión, que puede leerse en su libro Ocurrencias de un ocioso. Dice Yoshida: "La persona que sea honrada debe obrar como si fuera humilde; el sabio, como si fuera ignorante; el opulento, como si fuera pobre; y el hombre con talentos, como si careciera de ellos". Muy en la línea del Tao-te-King, le recuerda a uno varias advertencias y consejos que Baltasar Gracián expone en su sabroso Manual y arte de prudencia. Pero mi duda: ¿sirven algo este tipo de pensamientos en el momento actual, más allá de la belleza de sus palabras y de las vanas e ingenuas intenciones que contienen? Ante el vértigo de los acontecimientos actuales, el ciudadano medio comprueba varios hechos: que la honradez o desaparece o recula o se disuelve en el anonimato; que el sabio se diluye en los cercados que el sistema le designa hasta hacernos creer que es una especie extinguida; que el rico se va de rositas tras aprovecharse de todo tipo de corrupciones, estafas y malas gestiones (el sistema llama a esto crisis) y el hombre de talento no es escuchado en foro alguno, porque aquí no se reconoce el talento sino la sumisión. Con este panorama no hay margen ni para anacoretas.





29/7/12

269.






Si hubiera consciencia de la vida ajena y ficticia entre los adultos lo llamaríamos juego. Acaso el precio fuera también lúdico: los desencuentros se solucionarían cambiando de juego y los conflictos podrían superarse alterando las reglas con el mismo aliento que acuerdan los niños. Pero esta carta de asimilación severa que concedemos a lo real nos mata. Literalmente, incluso. Todo es verse en la tesitura. Miremos la geografía o, mejor, la geopolítica del mundo a nuestro alrededor. Sin olvidar nuestra casa.


  

28/7/12

268.





Es probable que lo haya traído aquí a colación alguna vez. El pensamiento de Pessoa: la mayoría de los hombres vive con espontaneidad una vida ficticia y ajena no deja de revolotear dentro de mí a cada mirada o en cada comportamiento propio o extraño. Añoro entonces la espontaneidad de la niñez en que la delgada línea entre realidad y ficción nunca estaba clara. Tal vez por esa razón nos entregábamos a juegos que apostaban por ser a cual más imaginativos o no dejábamos de acudir semanalmente a sesiones de cine que nos hacía volar o coleccionábamos cromos cuyas imágenes se desdoblaban aún más en nuestro magín. La vida de adultos no es interesante. Rendidos a compromisos, obligaciones, acuerdos y contratos varios, el rol exige además demostrar lo que no se es. Como al perseguir ese objetivo todo el mundo reproduce los mismos tics ser mayor se convierte en un estado sumamente aburrido y sumido en una fuerte incomunicación. Aunque siempre hay otro tipo de soluciones, tras las oportunas disoluciones.



27/7/12

267.






He vivido tormentas sin ponerme a cubierto. En la niñez me afectaba más su potencia no tanto porque fuera niño, sino porque había un transformador eléctrico al lado y ya se sabía: cada vez que había aparato en el cielo tiraba abajo el transformador (no era excepcional que se produjera incluso un pequeño incendio) Mi padre tenía harta experiencia de las tormentas; había sido pastor en un extenso páramo y cuando yo le preguntaba ¿qué hacías cuando llegaba la tormenta?, me respondía con su escueta pero precisa sinceridad castellana: ¿qué iba a hacer?, pues envuelto en la manta o metido entre las ovejas para no mojarme. Murió de muy viejo. Todos los demás rayos y truenos de su vida (madrugones, tareas, guerra, hambre, dolencias, muertes en su entorno) no pudieron jamás con él.


26/7/12





(Explorad el fuego: dentro y fuera de vosotros.
 Vigilad en qué dirección van las llamas
para saber qué ser lleváis dentro)



266.




Tardes de tormenta agitada como ésta me hacen pensar en los hombres del Paleolítico. En sus temores, su sobrecogimiento, su puesta a resguardo. Tal vez no cueste tanto adivinar sus reacciones. Yo aún he llegado a ver a mi madre apagando todas las luces de la casa y encendiendo una vela a sus divinidades. No obstante los miles de años transcurridos, la tormenta nos sigue poniendo a todos en nuestro sitio. Cierto que ahora manifestamos un desprecio presuntuoso, como diciendo a nosotros no nos puede pasar nada. Pero la fe en la técnica aplicada a nuestro servicio, ¿anula en lo más profundo de cada uno de nosotros una pizca de respeto, como mínimo, que aún nos produce la electricidad desatada? Ay la naturaleza, esa formidable demiurga a la que plantamos cara como hijos pródigos.


265.





Percibirla como un afinamiento de la filosofía. Sin las adherencias ideológicas que ésta suele llevar añadidas. La poesía desbroza los caminos del pensamiento cuando a estos los invade la maleza.



264.





La poesía tiene que ser esencialmente pensamiento en construcción. Si se pretende mera idea en conclusión se amputaría su valor. Los andamios de la poesía son las emociones y los sentidos. Sin la propuesta del pensamiento tanto los sentidos como las emociones serían hojas a la deriva de la corriente. Pero la poesía es algo más que deriva.



25/7/12

263.





No debieran creer los poetas que están por encima del bien y del mal. Los que pontifican no me interesan, pues su rigidez les hace evitables. Cuantos ven la vida como mera lírica no me resultan creíbles. Aquellos que relatan batallas perdidas adulteran los hechos para añorar las mieles que apenas probaron del orden pasajero de los hombres. Todo es más simple. Tal como dice Szymborska, el poeta, si es poeta de verdad, siempre tiene que repetirse no sé. Es entonces, cuando percibo este reconocimiento de su insignificancia, cuando más me hablan.



24/7/12

262.





Veo algunas avispas rondando la higuera bajo la que me escondo cuando necesito que no me afecte el ruido colectivo. Las dejo hacer. Me acucia en ocasiones una sensación de que estoy más cerca de su sociedad que de la mía. Y la flotación aérea de esos insectos, como si no fueran tocados por la materia, tratando de polinizar las flores, dándome envidia.




 

23/7/12





(No es bueno que el paisaje esté solo, dicen los textos sagrados.
Error pensar que está hecho únicamente para la absorbente mirada humana)



261.




Cuantas veces miré en torno mío, admiré el paisaje. Me sorprendió y lo amé. Eran otros tiempos. Hoy el paisaje tampoco es el mismo. Ha sido traicionado y vendido al mejor postor. En nombre de las materias artificiales y el negocio cuesta verlo. Cierto paisanaje se encargó de adulterarlo y convertirlo en un erial  con tejados y muros y nombres en las guías, pero pobre. Esto es el país. No puedes pedir más, ni cabe esperar que en su nombre los abstractos conceptos  -el Estado, la Autonomía, lo que sea-   lo defiendan. No entienden el paisaje y su pureza.







22/7/12

260.




¿Y si mi problema  -supongo que también el de otros muchos-  reside precisamente en no rendirme? A los que han entregado su derecho de primogenitura por las buenas se les ve risueños y festivos. Al menos hasta ayer. ¿Seguirán igual de complacidos y deleitosos cuando empiecen a comprobar que les han estafado al reclamarles su delegación sin nada a cambio? No me pierdo la observación del paisanaje en los próximos tiempos.


259.





El conocimiento no aporta felicidad. Sí produce ciertas satisfacciones. Por ejemplo, cuanto más exploro la intrahistoria de mi país me embarga una suerte de entusiasmo, acaso porque el conocimiento estimula y te hace creer que vas sabiendo. No obstante, en la medida en que compruebas que esa intrahistoria no se mueve de manera sustancial, decisiva y rompedora con el pasado mi siguiente estado emocional es la congoja. ¿Quién puede sentirse así feliz? Me queda el don de no abocarme a la rendición.



21/7/12

258.





Pero no basta que las voces sean vociferadas. Ni que se muestren como eco más o menos preciso. La voz debe ser pensada interiormente, y después proyectada y mantenida. Propongo enlazar y vehicular las voces personales, las que responden al pensamiento individual, crítico y libre. Potencialmente tenemos el don. Hay que desarrollarlo. Solo así se podrá impedir que la delegación de las palabras suplante nuestra palabra (la individual e intransferible) Que ese príncipe Zaleski de la novela de Shiel no pueda decir ya por más tiempo que seguimos siendo ovinos.





257.




Una de las cosas que más me reconfortan es toparme en un libro con una cita oportuna. Por supuesto debe haber muchas frases y argumentos en los libros, pero digo oportuna cuando surge justo a tiempo para mí mismo, para mi comprobación, para mi respaldo. Esta cita de ahora viene de perlas en momentos en que la marcha de los acontecimientos es turbia y centra el interés de la gente, y sobre los cuales muchos andamos dándoles vueltas y mareándonos. A menudo creo que la civilización empieza, como sin duda empezará algún día, cuando las razas del mundo dejen de ser turbas crédulas y ovinas y se conviertan en naciones críticas y humanas, eso marcará el comienzo de los diez mil años de una cultura clarividente. Lo dice el protagonista de la novela de M.P.Shiel El príncipe Zaleski, escrita a finales del siglo XIX. Dejando aparte un aparente maximalismo  -me recuerda aquello metafórico de Marx de que hasta ahora se ha vivido la prehistoria de la Humanidad, y solo cuando se socialicen los medios de producción se entrará en la Historia-, compruebo que a Shiel ya le preocupaba en su tiempo la actitud de la grey. La lucha de los elementos se encarna entre los humanos, y mientras los hijos de las tinieblas no hacen más que ocupar y apropiarse de los espacios de la mayoría, con frecuencia ésta calla, acata, pone cara de póker y se limita a buscar sus ínfimas parcelas de hedonismo cotidiano, aunque le llamen sobrevivir. Pero, ¿se resigna? Últimamente se escuchan voces por doquier.


20/7/12

256.





Esta sensación abrumadora de que el surrealismo cubre la superficie del país. ¿La superficie? Más bien las entrañas. Una miradita al entorno, por favor. Razón del refrán: por la boca muere el pez. ¿Se darán por aludidos nuestros mandatarios? ¿Conocen el Refranero? ¿O creen que no va con ellos, que siempre es algo a aplicar o deducir de los demás? Lo increíble es que nos pase a nosotros...deben estar pensando. Y mientras, quieren que nos sintamos todos necios. Así nos tratan y así nos irá si lo aceptamos. Por mi parte solo estaría dispuesto a asumir mi pequeña parte alícuota, si es que pueden demostrarme que me corresponde. Me niego a cargar con las losas que desde allá arriba pretenden dejar caer sobre toda la sociedad.



  

19/7/12



(Tantos rostros en los que poder reconocerse el hombre...)


255.





Por cierto, en el poema Como tú, ¿a qué o a quién canta León Felipe? Nunca encontré un poema de tan hermosa sencillez en el que el ántropos y el pétros se fundieran adquiriendo un único rostro. El hombre humilde exaltado en su materia primigenia. Nuestra condición de guijarros, el vínculo con el universo.




254.





El poema que he recordado de León Felipe me ha hecho pensar en la bondad y el carácter de los escritores exiliados. No obstante su ira y la causa maltrecha que arrastraron por otros continentes, me admira que fueran fermento de nuevas letras, ahítas de dolor, de prospección y de hallazgo de nuevos caminos expresivos. Aunque uno piensa que la vida de muchos de ellos ya había estado marcada por un cierto tipo de semiexilio interior. No tanto porque las circunstancias políticas no les permitieran expresarse, que no siempre les fue posible, sino porque el acontecer de la vida sobre la piel de toro les obligaba a resistir en una constante tensión con su intrahistoria. Desde la reflexión de Larra: escribir en España es llorar, cuántas escrituras tejidas de lágrimas más que de tinta no habrá dado la literatura contemporánea española. Y sin embargo, si se medita bien, de aquellas rabias, sentimientos profundos y desacuerdo con el erial español es de donde ha salido lo mejor de lo mejor. La riqueza poética. A mi modo de ver siguen en activo y modernos.




18/7/12

253.





Deja que la imaginación se desate como un río. No te pongas a salvo de su vertiginosa corriente, llegado el caso. Como tú, piedra pequeña, decía León Felipe. Qué grande tiene que ser llegar al último día con la placidez y la experiencia de las que se reviste el canto rodado.


252.




La imaginación, ¿se da o se toma? Estéril pregunta, pero los días se sobrecargan de interrogaciones fugaces y aparentemente inocuas. No creo tampoco que los mayores poseamos menos imaginación, simplemente es que la reprimimos. A veces brutalmente o solo tratándola con despecho. Cuando no permanece bullendo en la clandestinidad de nuestro pensamiento. Esa actitud de contención de lo imaginativo puede llevarnos a convertir los deseos en un muladar en lugar de un vergel. Entonces pasa lo que pasa. Voy viendo muchos individuos a los que les ha pasado de todo. Muchos no pueden levantar la cabeza apenas. Otros decidieron sepultarla para siempre, manu propia.




17/7/12

251.





Añoro la inquietud y la energías imparables de los niños. Ese desasosiego por causa puramente física, y en absoluto por obligaciones y compromisos como los que la cultura adulta nos somete, con su consiguiente desgaste irreparable, a los adultos. Ese proceso deslizante que lentamente va siendo invadido por las influencias de los mayores. Ese tiempo que se queda en estadio, ciclo o pasado, según recita el sistema de los tópicos, y se pretende cerrar con doble llave, como el sepulcro del Cid, que decía la literatura. Pero la niñez nos persigue y vivifica como espacio que huye del tiempo, de la prisión, de sus límites. Mientras, lo que percibimos en las edades avanzadas o provectas carece de estímulo cuando no de esperanzas. Como el elixir de la eterna juventud no existe, yo invoco y evoco el esfuerzo de la imaginación y de los sueños. Tal vez por eso, entre otras cosas, pero sobre todo, escribo.





16/7/12

250.




No me acuerdo bien de cómo era yo en las edades tiernas. Por eso ahora me digo tantas veces a mí mismo: si los niños hacen preguntas ¿es por una curiosidad refleja, un paripé, un procedimiento de integrarse con los mayores, un modo de emularnos y de recabar nuestra atención? ¿Qué hay de impulso sincero en ellos, de juego que nos obligan a compartir, de método de desbrozo del camino irregular y sinuoso por el que avanzan? Practican el despiste. Nos observan meticulosamente, extienden su red, la lanzan sobre nosotros y, de pronto, cuando menos nos lo esperamos, nos hacen creer que no les interesamos en absoluto. ¿Santos inocentes?



15/7/12





(Preguntarse sobre la capacidad de representación teatral del niño
puede conducir a muchas otras preguntas y a no pocas respuestas)



249.





Idea (y práctica) antigua: aprender de la vejez. Sugerencia (y práctica) más actual, a sumar a la anterior: observar conductas de la infancia. Esos semiocultos rictus y esos comportamientos retraídos (para no desdecir a los adultos) que pueden decirnos tanto de nuestra propia niñez. Y que aún no habíamos descifrado.



248.





Volver a y revolver en Asclepios, de Miguel Espinosa, es libar permanentemente del elixir de la sabiduría. La inocencia es la perduración del origen en el hombre. Un espíritu existe inocente cuando se revela como prolongación de su naturaleza, y no como resultado de la experiencia, dice. Suele haber preocupación por lo que se nombra como pérdida de la inocencia, acaso por un mal o limitado entendimiento de su proyección. ¿Se pierde realmente la inocencia? Mucha gente cree que es un estado frágil y primario que se machaca y se olvida en el acontecer cotidiano, inmediatamente al hecho de la pubertad y el contacto con el mundo. Tal vez no. Tal vez es una elección. Muchos individuos, no obstante haber conocido en su vida la competencia, las direcciones obligadas y sumisas y la maldad intrínseca y formal de las relaciones sociales, no se rinden a las redes de la ambición. Tampoco se consideran víctimas, simplemente soslayan el mal. Aquellos que rehúyen el mal, independientemente de los errores o las trampas, siguen manteniendo el vínculo con su esencia inocente, que es su origen y a la vez se manifiesta con su ebullición interior. Son los irreductibles portadores de la alegría profunda y de la conciencia de las posibilidades de la vida.





247.





Cosas que no se deben hacer en domingo. Son tantas las cosas que la gente llamada en activo suele dejar para el día de asueto que se reencarnan como nuevas formas de agobio. Toda una semana laboral  -quien aún pueda alardear de tener trabajo-  para planear lo que hay que hacer el día de descanso y luego resulta que el día libre (eufemismo) está de lo más sobrecargado de ejercicios obligados. Extraño concepto del reposo y la desconexión. El rizo se riza del todo si ese día libre se utiliza para ir a comprar (versión súper o rutas de ocio que se pagan) Propuesta para este domingo: hacer la lista de las cosas que no se deben hacer. El que desee dar un paso a la indolencia, enhorabuena. 



14/7/12

246.




De ayer a hoy se detectan conversaciones convergentes en la calle. ¿Conversar igual a convergir? Es un paso. No tanto hay que entender lo de convergencia en estar de acuerdo en el enfoque y, mucho menos, en las conclusiones, sino en la atención que están suscitando ciertos temas. Citas y palabras que se captan al vuelo: les han quitado esto, han cerrado los otros, se han quedado sin, han subido aquello, se va a pagar tanto más, dónde piensan llegar...Domina regularmente el tono prudente y somero en unos casos, en otros se matiza o se expone el discurso con mayor acrimonia. Bienvenida la inquietud siempre que se traduzca en diálogo y razonamientos. Si la voluntad que se empieza a manifestar en el vecindario sigue el rumbo de la geometría, ese caminar para unirse en un punto puede ser sumamente provechoso. Pero la sociedad es lo menos lineal y regular que existe. O bien tiene su propia geometría, como tiene su propia biología o etcétera. 


13/7/12

245.




No creo que antiguamente se hablara de aprender de la Historia. Esta idea debe provenir de la Ilustración y los convulsos dos siglos posteriores que pusieron patas arriba todo lo anterior y desarrollaron vigorosa y vertiginosamente el pensamiento. Antes la referencia eran los viejos. De ellos se aprendía, a ellos se preguntaba, y ellos generaban la tradición oral que se plasmaba o en simple transmisión o bien, y de modo minoritario,en reposada literatura. Los ancianos hacían llegar lo conocido desde generaciones atrás. También su experiencia inmediata. ¿Trasladaban solo los aciertos? No, también los errores. Pero sobre todo, además de las advertencias, hacían llegar los mitos.


244.





"...habiendo y debiendo ser los historiadores puntuales, verdaderos y nonada apasionados, y que ni el interés ni el miedo, el rencor ni la afición, no les hagan torcer del camino de la verdad, cuya madre es la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir..." ¿Tan claro lo tenía Cervantes? Lo pone en boca del narrador en el capítulo IX del Quijote. Lo mínimo es saber hacia dónde hay que mirar para comenzar a aprender. Por supuesto, puede haber más miradas y más paisajes, algunos incluso nonatos. Pero lo acontecido  -llámese Historia, avatares o simplemente pasado-  nos pide a gritos ser interpretado. Siquiera para saciar la curiosidad. Claro que algunos individuos y gran parte de los políticos carecen del sentido del placer que supone el intento de averiguación.


12/7/12




(Las imágenes borrosas acaban reapareciendo tarde o pronto
en la superficie de nuestra mente)



243.





Nunca he entendido muy bien por qué a la gente no le gusta mirar al interior de la Historia. ¿Acaso porque teme encontrar parte de las razones de su ser personal? Pero esa debería ser una razón constructiva de uno mismo. Una condición sinequanon para conocerse. No mira porque, cual niños pequeños, solo ven a primera vista los fantasmas del pasado. Sin darse cuenta que esos espectros se convierten antes o después también en los suyos propios. 



11/7/12

242.




Hoy ha sido un día muy duro para los ciudadanos de la cives y supongo que bastante ignorado por los súbditos necios. La dureza del Estado se ha mostrado por partida doble con su rostro tradicional contra los de siempre (lamento la frase al uso, no se me ocurre citar lo verdadero de otra manera) Al filo de medianoche abro al azar el libro de los Fragmentos de Heráclito (el oscuro, que a mí me parece siempre tan claro) Asombrosa la cita que me encuentro de frente: Hay que deshacerse de los cadáveres antes que del estiércol. Siento los ojos enrojecidos. ¿Qué nos quiere decir aquel sabio de hace dos mil quinientos años a los españoles que también somos herederos de la cultura griega?



241.





No deja de ser sorprendente la utilización del adjetivo posesivo para designar la ciudad en que habitamos. O comarca, o región, o país. Oh, mi ciudad. Oh, nuestro país. Lo hacemos también para hablar del espacio de origen, aunque no hayamos vuelto a pisar por él. Un sentido paradójico de pertenencia, ya que en muchas ocasiones solo somos reconocidos formalmente, y siempre considerados relativamente como tales miembros de la cives. Hay un refrán sumamente pragmático, aquel que dice El buey es de donde pace, no de donde nace. Un amigo extremadamente burlón lo modifica: el buey es de donde paga impuestos...Esa reducción a lo económico no es baladí, de la misma manera que una ciudad  -o una comunidad superior o un Estado-  tiene sus dueños de facto. Los que verdaderamente, desde sus posiciones de banqueros, grandes industriales, propietarios de distribución comercial y rentistas tradicionales o advenedizos, y sus respectivas banderías políticas, religiosas o gremiales, pueden afirmar el adjetivo como absolutamente posesivo o más cerca que nadie de serlo. Los que auténticamente influyen sobre el diseño urbanístico y los modelos de crecimiento económico y hacen que la ciudad  -o comarca, o región, o país-  estén a su disposición.  




240.






Subir a uno de los cerros testigo que hacen pasillo a mi ciudad. Contemplar el abigarrado y extenso caserío como una escultura poliédrica. Jugar a las ubicaciones: allá lejos tal edificio, más allá el gran parque, algo más a la derecha el célebre museo, próximo a él el entramado de callejuelas gremiales, en tal dirección el nuevo ensanche...Sentir la voz oculta: todo esto te daré si me adoras. Casi al borde de la suplantación, de pronto uno se da cuenta de que no tiene nada de mesías. Que la tentación tiene demasiados lados oscuros y no deseados. Y que uno apenas es un contemplador, un sencillo diletante.



10/7/12

239.




Leyendo unos versos de La necesidad de lo innecesario, del poeta sirio Al-Ma'arri (hablamos de los siglos X-XI), se tiene la sensación de estar ante un existencialismo fuera del tiempo o del lugar. Lo cual hace pensar en que hay gente que ha roto los esquemas de los historiadores y exégetas de toda laya. Cada vez estoy más convencido de que toda la vida han existido pensadores transgresores del pensamiento oficial o paraoficial, bien en su forma ideológica religiosa o en la de los cánones ideológicos laicos. Es decir, individuos en los que la libertad es ante todo dudar y prospectar, y tratar de llegar más allá. Probablemente persecuciones y censuras varias han impedido conocer sus obras o limitar su difusión. No sé si ciertas lecturas las trae la inercia de una noche desvelada e inquieta. Pero el rigor de estas palabras ejercen con bondad sobre el espíritu del lector:

No elegí nacer, ni envejecer ni vivir.
¿Acaso tengo después? Habitar
para el que pueda, partir si hay cómo.



9/7/12

238.




Esa eterna duda en el trato con las palabras. Saber si debe dejarse reclamar más por su rigor o entrar en la seducción de su bondad.


237.




A veces uno cree que las palabras están allá abajo, en el fondo del pozo. Y que se reflejan como tiene a gala hacerlo la luna creciente. Es entonces cuando uno se da cuenta de que le falta el caldero para subirlas. Que tendrá que aguantarse su sed o simplemente permanecer asomado al pretil compitiendo con la luna.



8/7/12





(Con ser todo lo agudo que es el aroma del ajo, resulta mucho más saludable que la estupidez cotidiana)



236.





Leer en tiempos de abundancia y hartura de estupidez. Como antídoto para no dejarnos contagiar excesivamente por ésta.



235.




No obstante, me gustaría saber qué parte de necesidad y qué tanto de curiosidad han guiado a los hombres en su largo recorrido. No sé por qué el olfato me dice que los saltos importantes en la Humanidad  -que no son tales ni repentinos, sino logros de procesos cotidianos que no se detienen-  son más bien resultado de la llamada curiosa e impertinente que el animal humano atiende. Incluso a veces de modo improvisado y audaz.  


7/7/12

234.





La complejidad de muchas labores de nuestro tiempo me hace pensar con frecuencia en las que tuvieron que llevar a cabo los hombres del Paleolítico. Sería ingrato y equivocado restar importancia a las dedicaciones de aquellos individuos y sus tribus. Los trabajos y los días del hombre han sido arduos y esforzados en cualquier época y lugar. Por la misma razón, no me siento cualificado para aseverar con certeza sobre el grado de felicidad que sus ocupaciones y afanes pudieron proporcionar a nuestros primitivos ni el que están aportando a nuestros actuales.



233.





De pronto, esta tarde, caminando a la orilla del río, me ha parecido ver despoblado todo el entorno. Y a lo lejos, he creído percibir la silueta de unos cazadores recolectores semidesnudos, llegados de no se sabe dónde.



6/7/12

232.




Cuando leo sobre los avances técnicos de la historia pienso enseguida en los primeros útiles de los que dispusieron nuestros antecesores. Una rama cogida y movida con intención ya llevaba camino de herramienta en manos de los primates. Hacía de herramienta, sin serlo. Los límites de los hombres son los que han proporcionado los siguientes pasos. Los útiles  -esas piedras moldeadas primero toscamente, más tarde con sumo refinamiento y adecuación-  se consagraron como las primeras fabricaciones humanas. Siempre siento una indescriptible emoción cuando tomo en mis manos lascas, raederas, bifaces o arpones, por muy elementales que puedan ser. Sin esos primeros pasos no habría tenido lugar el devenir que conocemos. La necesidad impulsó la inteligencia. Las limitaciones fueron traspasadas para dar respuestas a la necesidad. Ésa es la verdad profunda y conmovedora del hombre.


231.




Los hallazgos y la consolidación de los descubrimientos científicos vienen revolucionando la historia humana desde hace siglos. La espiral en que se precipita el conocimiento en nuestros días hace concebir esperanzas decisivas de que la vida humana será tocada, afortunadamente, por nuevos criterios y nuevas prácticas que resten infelicidad a la vida de los seres humanos y animales en general. Si el bosón de Higgs  -y otro montón de saberes sobre la física y la química de los universos complejos y variados-   va a suponer un salto de calidad de alto nivel no va a ser el único. En un plano más próximo y laboriosamente callado la paleoantropología, la arqueología prehistórica y la etología vienen aportando datos sobre la vida en los orígenes de las primeras agrupaciones humanas que ya han cuestionado las ideas falsarias e ignorantes que ciertas instituciones ungidas solamente por su interés han venido manteniendo para someter a los pobladores de la Tierra. Espero que algún día lo único que salvemos de toda la tradición de las tinieblas religiosas sea la parte bella de la literatura que han engendrado, posiblemente por mano de los más díscolos de esas organizaciones del control del pensamiento. No sus normas, procedimientos ni catecismos con los que han absorbido la mente de millones de individuos y condicionado y frenado los procesos de evolución y cambio. El individuo siempre es más fuerte cuando piensa y actúa con la libertad que proporciona la propia indagación que cuando acepta sin rechistar la adscripción a las ideologías.



5/7/12

230.





Cuando Nietzsche concluyó en su célebre Dios ha muerto, a las castas y clérigos religiosos se les revolvieron las tripas. Pero, más tarde, se rieron de él. Simplemente porque el poder e influencia terrenales que las religiones representan ha seguido perdurando. Los agentes de las religiones son lo suficientemente necios como para identificar su conciencia de casta con la existencia de lo inexistente, aunque no les guste reconocerlo. Es probable que se rieran del filósofo alemán. Pero yo sé que Nietzsche se carcajea mucho más desde la nada al enterarse de que las teorías del bosón de Higgs van en la mejor dirección posible para explicar científicamente orígenes y circunstancias de la vida. ¿Se les revolverán de nuevo las tripas a los fabricantes y mercaderes de religiones? ¿O tendrán las agallas de disolverse en cuanto se compruebe definitivamente dicha teoría? 



4/7/12



(De la importancia de proveerse de una máscara)



229.




Pensar que los sucesos vengan ocupando tiempo y llenando espacios en los medios de incomunicación de la manera que lo hacen me produce repelús. ¿No será que sigue calando en los paisanos esa idea montaraz y oprimente de un destino prefijado? Nada hace a los seres humanos más estúpidamente conservadores que la fe en el fatum. La fe, ya se sabe, de la ignorancia. ¿Como todas las fes?





228.





Predominio en la prensa y en las emisoras de la noticia suceso. ¿Suceso viene de sucesión? Tal parece que un sustantivo conduzca a otro. En este país la palabra sucesos, así en plural, se ha reservado siempre a aquello que tiene lugar con sangre, desgracia, infortunio, dolor. Recuerdo que en mi infancia existía incluso un semanario dedicado íntegramente a hacer pseudoliteratura barata de sucesos. La elevada demanda del mismo daba idea del nivel medio de los paisanos. Nunca pensé que la morbosidad pudiera seguir siendo hoy el índice social que reclama de los elementos mediáticos sus contenidos y los condiciona. El morbo se ha seguido desarrollando, cambiando solamente ciertas formas. Se ve que tiene más de entretenimiento que la capacidad analítica por descubrir facetas más interesantes relacionadas con la vida y las relaciones entre humanos. La gente sigue devorando sucesos.


3/7/12

227.





Fascinante la escena del escrutinio de la biblioteca del trastornado Alonso Quijano. Una labor oportuna de escardar sobre la literatura que merece la pena y la que no. Un combate entre la corriente de la novela moderna frente a las viejas relaciones episódicas obsoletas. Un dilema que habla  -sutil y subrepticiamente-  acerca de elegir entre las tinieblas de la enajenación y el estímulo de la cordura. Por supuesto, las propuestas son del autor. Pero el mensaje quedó ahí para siempre. Y los receptores del mismo somos cada uno de los lectores presentes. Algunos estamos ya contrarreloj. Necesitamos leer cada vez más selectivamente. Pero, ¿cómo acertar? Personalmente confío en la intuición, aunque no puedo dejar de someterme a la seducción del descubrimiento.





226.




Leer en tiempos de cólera. Para no volverse loco. O para enajenarse por su propia capacidad y voluntad de hacerlo. No porque la mediocridad y la barbarie sibilina de los de casa lo impongan.


2/7/12

225.





Pero yo sé que la escultura sobrevive. ¿De qué manera? Haciéndose nuevamente, en silencio y desde el eterno origen. Mi amigo el escultor gomero entendió hace años que para sacar la imagen de la piedra hay que entrar en la misma piedra primero. Entablar un diálogo con ella, reconocerla, preguntarla. Cierto que obra a su favor la variedad de materiales maleables y bellos que el vulcanismo ha proporcionado y puesto a sus pies. Prolongando la orogenia natural el escultor rehace la talla. Mantiene ese proceso de orogénesis, donde la mente y la mano humana son herramientas e intérpretes.



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Nada de lo que han hecho los hombres me ha sido ajeno nunca. Puede sonar a tópico pero es una confesión. La escultura perdió posición en el panorama de las representaciones artísticas hace siglos. Injustamente relegada frente al alza incesante de las nuevas arquitecturas y de la pintura revisada y revisionista una y otra vez, la escultura parecía no tener lugar ya en nuestras ciudades. No hay más que observar los pastiches y las pésimas ubicaciones que pueblan nuestras calles en las últimas décadas. Mucha de esa obra responde a los criterios estéticos y de compromiso de una clase social que hace tiempo que perdió su gusto por el arte. Si es que en España lo tuvo alguna vez. Por supuesto, hay excepciones, mas resulta penoso encontrar un estilo de escultofactoría que en nada renueva y gratifica el suelo y las travesías que nos acompañan. Si a ello se le suma el desprecio que las autoridades muestran por ubicar las esculturas en lugares con sentido, el desprestigio de la escultura  -vía no aprecio y olvido-  es monumental.


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Nunca entendí muy bien el horror al vacío de la imaginería religiosa. El horror vacui del Barroco era más miedo ideológico (la religión) a sus propias deficiencias que al concepto estético de las representaciones en sí. Ellos combatieron ese miedo al vacío potenciando una estatuaria escatológica desmesurada, un relleno exaltador abusivo, convirtiendo el escenario que habían sido sus templos históricamente en esperpénticas y abrumadores portadas, altares, capillas...Convirtieron la estética en el fin de la estética. Acaso porque la propia estética creada se revolvió y les hizo temer aún más. Tanto maximalismo icónico emponzoñó sus contenidos. Nunca se supo más si la doctrina desvirtuó el sentido de la estética, o si bien ésta hizo perderse a la doctrina en un mundo que se acababa. Desde entonces ni la estética al servicio del catolicismo ha levantado cabeza, ni la doctrina eclesial ha sido capaz de aportar algo nuevo. Se han destruído mutuamente. Las castas, perdidas en el canto de lo inexistente, solo saben mostrar su lado de poder y de negocio. Su buena nueva queda demasiada lejos, y no son capaces de disculparse por la traición. Las estatuas de sus cortes celestiales se ríen desde las hornacinas, acumuladas de polvo doctrinal.