28/12/14

488.




Quiere creer que fue inocente alguna vez. Pero la inocencia no es pureza, es menos impureza. Carecer o tener reducida la capacidad de malicia de los adultos. No ver y no vivir el bagaje de las experiencias onerosas que se obliga a poner en práctica en años de crecimiento. Ahora ve cómo hay legión de tontos (útiles e inútiles), simples, ignorantes, torpes, necios, majaderos...En fin, innumerables variantes en sus sinónimos. Quiere creer también que puede haber un punto de parada y corrección entre los afiliados de esa legión. Que pueden regresar a la inocencia natural, no a la interesada, ni a la que les permite medrar a cuenta de otros.



11/12/14

487.




Prensa al amanecer. Leer titulares y leer entre líneas. Luego escoger lo mínimamente creíble y que uno piensa que necesita para saber (¡!) Después seguir dudando. Más tarde asquearse del todo y suspirar con desasosiego. Tal vez llegar a la conclusión de que no hay solución. Y que en esta vida siempre debemos elegir entre falacias: las de los ejecutores y las de los seductores. Uno no tiene ya edad para amar ni una ni otra...salvo que un destello de autenticidad le llame la atención. Algo que no parecen traer precisamente estos tiempos líquidos y cortoplacistas.




6/12/14

486.




Me sobrecoge la bella orfandad de los parques en otoño. 
Hay algo de premonición y mucho de metáfora en los paisajes con ausencia.
Uno nunca sabe el porqué de ese hermoso testigo de amarillos
que exhiben las últimas hojas.

(Desdén del astro poderoso que juega a guiños mientras se aleja)




4/12/14

485.



El brusco despertar le depara preguntas que suenan a fantasía de infancia. ¿Quién soy? ¿Dónde estoy? ¿A dónde me dirijo? Viejas preguntas. Inútiles, equívocas, incluso falaces. A él no le interesa saber quién es. Es hijo del devenir, luego también es devenir. Conocer dónde se halla...¿de qué le serviría? Cuestionarse el saber dónde va le produce una carcajada impetuosa y mordaz. Piensa si no será mejor ignorarlo casi todo. Al fin y al cabo vivimos dejándonos llevar. Y ya es suficiente.



2/12/14

484.




Repasa las horas, ojea los trabajos y de vez en cuando hace balance de los días...aunque no sabe bien para qué. Se siente cansado de lo que se repite de modo incesante. Es entonces cuando desearía saberse extraño en este mundo. Y esperarlo todo de la sorpresa. La sorpresa: cuando más se palpa uno mismo y se pone a prueba de lo que ha aprendido.  Es ahí cuando se entiende su identidad. En la extrañeza.