31/10/12




(Cada vez más cerca de la pared,
donde no habrá ya posibilidad de distinguirse de ésta.
¿No vamos a resistirnos a convertirnos en sombra de nuestra sombra?)





360.




De todos modos temo más el hedor que la niebla. El hedor es consecuencia de la putrefacción, de la descomposición. No está claro si el cuerpo social lucha contra el mal que le invade.  Ni siquiera si se plantea luchar, no obstante algunos signos e individuos que no quieren ser devorados en el cáncer del tejido social. Ni si se siente capaz de aceptar el diagnóstico de la enfermedad.


359.



En este amanecer de niebla concentrada en mi ciudad, me pregunto si disimula así más el hedor de ciertos comportamientos que nos rodean.


27/10/12

358.



Querer captar  -más allá de lo sabido, del estereotipo, de los lugares comunes uno y mil veces emitidos a través de las conversaciones usuales-  la novedad en una expresión, en una mueca, en una mirada. Buscar la evolución del colectivo sin demasiado éxito. Resignarse al aburrimiento de aquellos seres que aspiran escasamente a algo que no sea sino cumplir aquí, responder allá y dejarse llevar por todas partes. Reencuentro con las hormiguitas de costumbre. Las que se conducen por reflejos análogos en cualquier ambiente de su existencia (sospecho) 



357.



Pero la condición del reencuentro, ¿es algo más que una ojeada a la tribu? Sentir que late aún cierta camaradería de la que aún te hacen partícipe - de la que tú mismo participas, porque de ti sale por inercia participar-  es un calor que se agradece, siquiera para llevar (sobrellevar) el tiempo. Si bien, hay algo de distancia, porque no estás ya todos los días con ellos, es una distancia cómplice. Diría que hay además de esa mirada a la tribu una conciencia de lo que significa sentirse arropado. Y siempre preservando tu personalidad (cualidad de persona, de individuo independiente y único) donde sentirse junto a no implica ser suplantado por el resto. Ni dejar que uno sea sustituido por la agrupación.  


356.



Mi frase favorita al verme con viejos compañeros de trabajo: me alegra saber que estáis. Sería un cínico si dijera que se la he dedicado a todos. Sí a los que recuerdo como más apreciados. Y es que llega un tiempo en que la mera existencia  -comprobar que no hay caídas irreparables-  es un regalo.



355.



Lo curioso de los reencuentros es comparar qué hay de nuevo y qué de siempre en las conductas de aquellos a quienes hacía mucho que no veías. Sentir sus afectos, escuchar sus ideas, percibir sus cambios, olfatear sus hundimientos.


14/10/12

354.


(Dudo de que la forma radial sea la característica por excelencia de la vida.
En todo caso es una manifestación más, pero no la definitiva.
Porque ¿qué es aquello que ocupa el centro y tanto obsesiona a los humanos?

353.




Miedos que así, a primera vista, se pueden nombrar. Miedo a lo innombrable, miedo a no reconocer lo viejo, miedo a no admitir lo nuevo, miedo a perder lo inútil, miedo a no conseguir lo necesario, miedo a no entender al otro, miedo a que no me entiendan, miedo a no entenderme a mí mismo, miedo a relacionarme con los demás, miedo a que no quieran saber nada conmigo, miedo a perder el suelo bajo los pies, miedo a los violentos, miedo a los pasivos, miedo a la mayoría callada, miedo al que nos tiene miedo, miedo a los viles, miedo a los vendedores de miedos, miedo a los valientes por no ser como ellos, miedo a los zánganos, miedo a los productivos, miedo a los robots, miedo a los sicarios, miedo a los de guante blanco, miedo a los depredadores, miedo a la bola negra, miedo a la bola de fuego, miedo a la metamorfosis, miedo a los que invocan la salvación…faites vos jeux, monsieurs et madames, se oye en el casino cotidiano.



352.




El miedo, siempre el maldito miedo. Su semilla germina cuando nacemos. Pero, ¿por qué la dejamos crecer tanto a lo largo de la vida? 



13/10/12

351.




Resulta preocupante saber que las contradicciones y comportamientos de la superestructura (lenguaje althusseriano, ya lo sé) política, y más en concreto de la política del Estado, se están convirtiendo en desafecciones y enfrentamientos entre la ciudadanía. Me llegan ecos de desavenencias familiares, discusiones duras y situaciones violentas. Mal cariz tiene el asunto. Si es el Estado quien abandona al ciudadano. Si son sus representantes los que motivan la división social hasta en los núcleos más elementales. Si vuelve la intolerancia e imposición de unos que apenas dejan expresarse a los otros...¿no será el miedo, agazapado tras las ideas rancias y engañosas de la tradición histórica del país, lo que obra como espada exterminadora de la convivencia? Mal cariz, desde luego.






12/10/12

350.




La abundancia suele desviar los objetivos fundamentales del hombre. Éste se pierde en lo muy secundario, en los reflejos y en las imágenes de sí mismo. Para los de cierta edad recordar las estrecheces, cuando no las carencias, de la infancia puede sugerir mucho en estos tiempos. Y siempre la duda: ¿es la amplia disposición de objetos la que aguza nuestro ingenio o bien es su limitación, su privación inclusive, la que potencia que imaginemos, realicemos, valoremos?


349.




En tiempos de crisis se impone también la revisión. Incluso las de los pensamientos. Sin replantearse estos difícilmente se alteran las conductas. ¿O las conductas son motivadas simplemente por la necesidad que apremia desde fuera?



6/10/12



(Apariencia de la fortaleza de lo monolítico.
Nada sostiene: ni el cielo ni la tierra ni los hombres.
Tras su simulación de eternidad se oculta la caída sobre sí misma)




348.




Si las palabras cabales y de concordia no se aceptan (estuve tentado a decir no se imponen) en lugar de las despreciativas y discordantes, ¿cómo vamos a afrontar los hechos? Dicho de otro modo: si nos alejamos los hombres unos de otros, en lugar de caminar convergentes, ¿qué destino  -desatino-  nos espera? Me queda la duda de si todos los hombres quieren caminar hacia un horizonte positivo. Si quieren caminar. Muchos se enrocan en castillos inexistentes. Edificios ruinosos donde solo habita el moho del pensamiento y la podredumbre de unos intereses materiales efímeros. A mayores de, y es tan tentador decirlo, los fantasmas de la inacción.




347.




Nunca entenderé el recurso al insulto y a la descalificación brutal al hablar unos individuos de otros. Lo cual no es un reconocimiento de perfección moral de mí mismo. Desgraciadamente, el impulso de la emoción ante algo desagradable que siento como ataque me pone en el disparadero de entrar yo también en esa antidialéctica. Para, a continuación, sentirme frustrado: primero, por formar parte, siquiera brevemente, de aquella actitud que es deleznable y que no comparto; segundo, por la frustración y el efecto de impotencia que me produce.


346.




Días que parecen abrirse apagados en lugar de luminosos. Levantarse del sueño como si se hubiera viajado al no retorno. Percatarse de una escasa amabilidad de los quehaceres. Sentir el latigazo de la bilis en la torpe conducta. Un punto de salvación: el indescriptible fulgor del sol tamizando las nubes. Eso que llamamos la belleza del amanecer. Recurrente y poderosa naturaleza que llega para brindarnos una leve esperanza.


2/10/12

345.



Lamento definir como pensamiento de mercado una actitud aparentemente antitética. Pensamiento y producto no me casan bien. O uno se sacrifica y se entrega al otro o el matrimonio nunca será armónico. Y sospecho que si el pensamiento se rinde al mercado el retroceso no habrá quien lo pare.



344.



Presiento que cada vez va a ser más ardua la batalla de las ideas. Antiguamente la influencia nefasta de las religiones   -tan fundidas y confundidas además con el poder-  armadas de toda su cosmovisión y prédicas morales indiscutibles e impuestas, constituía el muro donde se limitaba y, si era crítico, se estrellaba el individuo. Hoy existen más muros. Sin haber desparecido los tradicionales pululan nuevos fondos de la cueva platónica que se encargan de dispersar al individuo y sobre todo de desviarlo de sí mismo. La confusión se instala tras el pensamiento de mercado. Donde el producto dominante se fabrica en todas sus variantes para que el hombre se entregue ciegamente a él.





343.




Hace poco murió también un amigo que exploraba en y con el pensamiento. Por supuesto, todo lo existente - sea alcanzable de entender e interpretar o no lo sea- es objeto del pensamiento. Circunstancias temporales, culturas, historia, despliegue de las posibilidades humanas, técnicas, comportamientos diversos de los individuos y de los grupos, representaciones e imágenes…Sentí la muerte del amigo, casi tanto la del pensador, y no me cabe duda de que hubiera seguido dando su juego. Lo sorprendente es que cada vez que releo alguno de sus textos o descubro los nuevos es como si le escuchara hablar. Lo que dejó prospectado, lo que concibió con ideas, lo que escribió lo tomo como el testigo que se intercambia en una carrera que no acaba nunca. Aunque sea en mínima escala -me muevo en la pequeñez de mí mismo- uno siente el borde de esa herramienta del pensamiento, y sobre todo, del acicate que implica seguir en la carrera. Si él lo supiera se sentiría justificado y, sobre todo, agradecido.



342.




La muerte de un hombre que indaga es solo una parada. Imagino a ese hombre -sea filólogo, historiador, artista o científico- llevándose a la nada sus dudas. Esto viene a cuento de que me entero de la muerte de Eric Hoswahn. Todo continua, y se sigue indagando.