3/7/12

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Fascinante la escena del escrutinio de la biblioteca del trastornado Alonso Quijano. Una labor oportuna de escardar sobre la literatura que merece la pena y la que no. Un combate entre la corriente de la novela moderna frente a las viejas relaciones episódicas obsoletas. Un dilema que habla  -sutil y subrepticiamente-  acerca de elegir entre las tinieblas de la enajenación y el estímulo de la cordura. Por supuesto, las propuestas son del autor. Pero el mensaje quedó ahí para siempre. Y los receptores del mismo somos cada uno de los lectores presentes. Algunos estamos ya contrarreloj. Necesitamos leer cada vez más selectivamente. Pero, ¿cómo acertar? Personalmente confío en la intuición, aunque no puedo dejar de someterme a la seducción del descubrimiento.





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