22/3/12

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Subir a un promontorio (cuántos nombres contundentes, con sus matices correspondientes, para definirlo: cerro, teso, alcor, páramo, cabezo, altillo, altozano, loma, collado, otero...) y permanecer allí. ¿De verdad que podemos llamar paisaje desolado a aquella complejidad de formas, perspectivas y colores que nos pasman? ¿Solo porque no hay individuos de la especie humana? Cuántas veces nuestra propia soledad nos ha conducido a subir allí. Donde nos parece estar más cerca del cielo. Pero sobre todo donde se nos antoja que nos situamos por encima de la tierra. Simples efectos ópticos. Y lo que es más chocante: vulgares y vanidosos. La literatura crea imágenes injustas, no me cabe duda.


3 comentarios:

  1. Luego llegaría el buitre mitológico para arrancar, diariamente, el hígado de Prometeo.
    Realmente en los promontorios siempre se producen las mayores tragedias. !Qué se lo digan al judío!

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  2. ¿injustas?
    en fin, mira las ermitas, siempre dominando el valle, siempre arriba y la soledad
    .
    saludos

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  3. La literatura también crea belleza y justicia a través de la palabra.
    Saludos

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