6/3/12

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Cuando el hombre pretende un fin, ¿piensa en los imponderables? La mayor parte de ellos permanecen ocultos. Pueden intentar barajarse las posibilidades, pero tomar la decisión acertada no se nos revela con anterioridad. El cálculo es siempre arriesgado, incluso cuando se conocen los factores en juego. Pero los mecanismos que mueven e interrelacionan estos no se sujetan siempre a una norma, desbordando al propio sujeto y alterando el objeto. ¿Cómo saber, por consiguiente, si una decisión acertada está motivada por los pasos dados y no por inhibirse del recorrido? Frecuentemente es el azar quien decide, no obstante nuestros esfuerzos. Mala suerte, se suele decir ante un resultado negativo o no deseado. Pero si la opción elegida sale bien, los seres humanos se cuelgan la medalla para demostrar su heroicidad y la controladora capacidad de su don de artífices. La pretenciosidad humana es ilimitada.   




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