19/6/14

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Escuchado temprano en el autobús, de boca de una mujer de edad avanzada: todos tenemos marcado nuestro día y nuestra hora. ¿También los minutos, los segundos, las micras, los latidos? Si está tan registrado, ¿cómo es que no lo vemos venir?, te dan ganas de responder a la mujer. Las frasecitas lapidarias, que pretenden contener sabiduría, pero cuya intención más recóndita proviene de otros charcos, siempre me parecieron malsanas. Pertenecen a la tradición más siniestra de la superstición y el oscurantismo.  Por cierto, ¿dónde demonios he puesto el calendario?





2 comentarios:

  1. Da igual que encuentres o no el calendario,para lo que vale...

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  2. ¿Qué es el destino?
    Es un perro que ladra.

    (decía Panero)

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