Lo paradójico de esa paralización aparentemente pacífica, basada en el control de unos pocos, si bien con el beneplácito o el dejarse llevar de un número superior de individuos, es que acaba quebrando antes o después. La parálisis oculta la convulsión. Y ésta siempre busca otro estado, exige una salida, se expulsa incluso sin que prevea. ¿Por qué no estar atentos a las señales?
¡Ojalá quiebre! Mejor antes que después.
ResponderEliminarEl Nilo también salía de su cauce y sin embargo fue el modo de poder generar vida en el desierto...
ResponderEliminarPues yo espero con ansia esa convulsión¡¡¡
ResponderEliminarQue la convulsión busque la salida ya, incluso sin preverlo...
ResponderEliminar¡Atentos a las señales!
Hola Fool!
ResponderEliminarLlega un momento en que la quietud y la apatía deben ser dejadas de lado, para involucrarnos en la realidad...
Beso grande!
RoB