Decir como dicen algunos que disponer de un talante indagador, crítico y exigente, si se traspasa la mera frontera de lo cercano y cotidiano, conduce a correr riesgos es una necedad. Cualquier actitud, sea efectuada activa y cabalmente o de modo sumiso, implica riesgos. El peor de todos, negarte a ti mismo la capacidad de control. Opinar banalmente que la vida personal -¿dónde empieza y dónde acaba la expresión de vida personal?- es una cosa y la relación que implica a ésta con el mundo es otra absolutamente diferente, incluso enfrentada, es un error de apreciación que reduce al individuo y lo hunde en la impotencia.
¡Qué razón tienes! Todo lo que ocurre a nuestro alrededor nos afecta de un modo u otro. O al menos debería. Hay un exceso de impotencia, quizás precisamente por esa idea de enfrentamiento entre vida personal y la relación de esta con el mundo.
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