El calendario es una convención, que dirían unos. Un control (autocontrol) u ordenamiento de los quehaceres de los hombres, que dirán otros. Pero a veces nos dirigimos a él como si fuera el demiurgo. No me cabe duda de que este demiurgo destronó al otro. Cuanto más marca el estrés del calendario, más caídos están todos los dioses. Total, para llegar, como si fuera con aquellos, a ninguna parte. Sumisa invención.
Si caray, si no fuera por el calendario no sabría que mañana tengo cita con el destino, ¡Maldición!
ResponderEliminar;)
Muy cierto, maldito calendario, maldito reloj de papel...
ResponderEliminarUn abrazo!
Fer