Otra recurrencia que me gustó la primera vez que la escuché, en mi ya lejana juventud: Nada de lo humano me es extraño. Tal vez por esa razón sentí que lo exterior labraba la piedra que yo era. Tal vez esa acción de los otros me sensibilicen y me acerquen a ellos, bajo riesgo de sentir impotencia. La primavera indecisa y el recién verano cálido nos ha traído demasiados incendios de los hombres, en países lejanos en apariencia. Qué lástima que las barreras ideológicas nos vuelvan a todos extraños.
Tal vez el ser humano no debiera sentirse piedra, sino aire, mucho más frágil pero menos limitado. Lo natural es mezclarse, asimilar, compartir, y que nos volvamos extraños unos de otros creo que es el verdadero drama.
ResponderEliminarDe Terencio, una muy interesante frase.
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