Lo triste es que la masa no se reconoce ni jurídica, ni social, ni políticamente. La masa no existe más que en la ambigüedad y en su rostro de materia bruta. No se piden daños y perjuicios a la masa. Solo los sociólogos y los antropólogos hablan de ella como objeto de indagación. Unos la citan implícitamente cuando mencionan el término fenómeno de masas. Los otros la estudian como objeto o manifestación de rituales.
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